Resistencia Interna













Las atrocidades cometidas por esbirros de Trujillo agrupados en la pandilla "La 42"


El grupo operaba antes de que el “jefe” llegara al poder y fue un avance de lo que viviría el país

Escrito por: Chichí de Jesús Reyes                                                                                                                                                          24 de mayo, 2011                                                                                                                                                                                  Hoy.com.do


Con este simbólico nombre,  La 42,  se identificaba la pandilla de  vándalos reclutados por Trujillo  con licencia para amenazar, atropellar e incluso matar a todo aquel que se opusiera a las pretensiones del futuro dictador.

Dependía directamente de Trujillo y solo de él recibía órdenes. Ningún funcionario, civil o militar, por alta que fuere su investidura,  podía intervenir en las acciones del grupo de forajidos.

El grupo de sicarios lo comandaba  Miguel Angel Paulino, señor de horca y cuchillo, que gozaba del aprecio y el respaldo del jefe del Ejército y próximo Presidente de  la República.

El comercio capitalino sufrió lo indecible de manos del cuerpo paramilitar, cuyos miembros comían, vestían y tomaban mercancías y bebidas sin hacer efectivo el pago de las mismas; por el contrario, exigían  soborno para la protección de las propiedades, siempre y cuando los dueños no despertaran sospecha de rechazo a Trujillo.

La misión de la pandilla era esencialmente política, de represión brutal contra los opositores a las pretensiones de su  mentor y jefe. Las armas las suministraba el Ejército, y la plana mayor, con Paulino al frente, se movilizaba en  vehículos  desprovistos de identificación, pero ostentando en su frente y en la parte posterior del automóvil chapas  mal dibujadas, con el temible inscripción  “La 42”.

Días antes de las elecciones del 16 de  mayo de 1930 la Alianza Nacional Progresista  había denunciado ante la Corte de Primera Instancia  de El Seibo la ilegalidad del nombramiento de un miembro de una mesa electoral de la localidad.

El caso fue llevado en apelación  ante la Corte de Apelación de Santo Domingo, que debía fallar   48 horas después. Momentos antes del fallo el local del tribunal  fue invadido violentamente por elementos fuertemente armados, pertenecientes a  la banda.

La pandilla amenazó de muerte a los jueces si el fallo era contrario a los intereses de Trujillo.  

La lectura de la sentencia fue aplazada, pero el grupo de sicarios aparentemente no había completado la tarea que se le había encomendado. Volvieron en la noche y tumbaron la puerta del juzgado, saquearon y destruyeron todos los ajuares tratando de localizar  el expediente del caso.

Mientras sucedía esto, Trujillo y el presidente interino, Jacinto Peynado,  presenciaban alegremente desde una de las casas de la vecindad la obra de  los sujetos.

El 18 de mayo, la casa del presidente de la Corte de Apelación fue saqueada tratando de localizarlo, pero el funcionario logró escapar por el techo de la vivienda. Mientras se trataba de apresar al magistrado,  Francisco A. Hernández, otros socios de la banda, acompañados de efectivos del Ejército,  arrestaban en su residencia de la calle El Conde  a don Federico Velásquez, candidato presidencial de la Alianza y ex vice del Presidente Vásquez. Ante el incremento de las persecuciones,  otros  jueces de la Corte, y el líder horacista, Pelegrín  Castillo, se refugiaron en la residencia del licenciado Julio Ortega Frier, en el sector de Gazcue, luego de la negativa de la Legación Americana de recibirlos en su sede.

Otro  de los jueces, el respetado  Carlos Gatón Richiez,  tuvo que disfrazarse de mujer para burlar la  vigilancia de la pandilla trujillista.

Ante la imposibilidad de escapar  la persecución, desamparados y en constante peligro de muerte; amenazados y atropellados y vejados sus esposas e hijos, los  magistrados  decidieron entregar toda la documentación del caso al Procurador General de la República. licenciado Ramón O. Lovatón. Además de Hernández y Gatón Richez, la Corte de alzada la integraban los magistrados  Marino Emilio Cáceres, Esteban S. Mesa, y G. Soñé Nolasco, quienes a pesar de los  vejámenes resistieron los dicterios de Trujillo y sus hombres.

El nombre de La 42 procedía de la Compañía de Infantería de la marina norteamericana que desembarcó en suelo  patrio en 1916, cuyos miembros atropellaron salvajemente a los dominicanos que se opusieron a la ocupación.

Con frecuencia el grupo de delincuentes organizaba jocheos y comilonas a los que asistían Trujillo, el Presidente Peynado y el licenciado Rafael Estrella Ureña, así como altos funcionarios públicos, acompañados de mujeres seleccionadas que bailaban y cantaban hasta altas horas de la noche. El cuartel general de la pandilla estaba en la casa del Padre Andrickson, conocida después de los ‘60 como ensanche Cucaracha, en la calle Jacinto de la Concha, después de la México, de Villa Francisca, donde ahora funciona la Pastoral Juvenil. 82 años se cumplen ahora, en mayo, ¡de la aparición de este sicariato político!.

Origen del nombre

El nombre de La 42 sobrevino de la Compañía de Infantería de la marina norteamericana que desembarcó en suelo patrio en de 1916, cuyos miembros atropellaron salvajemente a los dominicanos que se opusieron a la ocupación. Con frecuencia el grupo de delincuentes organizaba jocheos y comilonas a los que asistía Trujillo, el Presidente Peynado y el Lic. Rafael Estrella Ureña, así como altos funcionarios públicos, acompañados de mujeres seleccionadas que bailaban y cantaban hasta altas horas de la noche...   

Nota:

En su informe secreto a Washington, el embajador americano en RD en 1930, Charles B. Curtis, comentó sobre las elecciones:

the Confederacion announces that 223,851 votes were according to early report cast in favor of General Rafael Leonidas Trujillo for President of the Republic and of Rafael Estrella Urena for Vice President. As the number given greatly exceeds the total number of voters in the country, further comment on the fairness of the elections is hardly necessary ...


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La eliminación sistemática de todo posible opositor 




Ver el resto de este importante documento en la revista CLIO:


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A continuación transcribimos algunos párrafos iniciales del siguiente largo artículo de la prestigiosa revista Bohemia (27 de mayo, 1934) que se encuentran en las páginas 16 y 17 de dicha revista.

Extracto:

Viajando una noche de abril de 1930, entre Santiago y Moca, en el norte de la República, el Lcdo. Ángel Morales, candidato a la vicepresidencia; el doctor José Alfonseca, ex Vice-Presidente de la República, fallecido el año pasado en el exilio en Puerto Rico; Pedro A. Ricart, ex – Secretario de Sanidad y Beneficiencia, actualmente exiliado en Curacao, Antilla Holandesa; Martín de Moya, ex – Secretario de Hacienda; Pedro A. Lluberas, ex -Secretario de Justicia; Luis Ginebra, ex -Secretario del Interior; el Dr. Julio Cuello y otras prominentes personalidades, fueron ametrallados por miembros del ejército apostados a ambos lados del camino. Los tres automóviles en que dichas personas viajaban tuvieron que ser abandonados en la carretera y afortunadamente resultaron ilesos, con sólo las ropas de Ricart, Moya y Cuello agujereadas.

Con este primer atentado, los realizados en las provincias del Sur y del Este, en las calles de la ciudad capital, con el horrendo atraco a la farmacia “Caridad” en Santiago de los Caballeros y con un balance trágico de numerosísimos muertos y heridos, la Alianza Nacional, representatitva de la oposición, huérfana de las garantías más indispensables, se vio forzada a retirar su candidatura, lanzando un manifiesto al país su abstención de concurrir a los comicios.

Ante esta actitud de retraímiento pronunciada por la Alianza Nacional, los miembros de la Junta Central Electoral renunciaron sus posiciones, y Trujillo, impelido por la codicia más desmesurada, arrogándose facultades de la exclusiva Jurisdicción del Congreso Nacional, única autoridad para actuar en dicho caso, designa nueva Junta Central Electoral, nombrando los individuos que más convenían a sus inauditas aspiraciones. Las elecciones se celebran y la Corte de Apelación, apreciando todas las circunstancias precedentes, declara en principio, la nulidad de las elecciones, mas cuando los jueces disponíanse a leer el fallo, un pelotón de soldados irrumpió en la sala del tribunal armado de fusiles y ametralladoras, huyendo los jueces despavoridos por las azoteas del edificio y debiendo, luego, permanecer ocultos por la tenaz persecución de que se les hizo objeto.

De ahí en adelante, proclamado Trujillo Presidente de la República Dominicana por la virtualidad elocuente de las bayonetas y ametralladoras comienza la serie de asesinatos más espantoso, como la epidemia más desoladora y devastadora que se haya cernido sobre todos los ámbitos de aquel país. Pretender relacionar en el espacio limitado de este artículo todos los crímenes misteriosos que han acaecido en Santo Domingo bajo la férrea tiranía de Trujillo, es de todo género imposible, toda vez que se calculan en más de cuatro mil las personas que han resultado, de manera inexplicacle, asesinadas en el curso de los últimos cuatro años.

Pero considerando harto indispensable de que el pueblo de Cuba conozca de los sufrimientos de nuestra

hermana República suministramos sintéticamente algunos de estos hechos que consternan e indignan aún a los más recalcitrantes reaccionarios.

(Fin del extracto)

Luego, a manera de muestra, el artículo de Bohemia comparte los nombres y apellidos de 59 de esas víctimas asesinadas y menciona también a más 200 campesinos de Puerto Plata asesinados. Ver copia de dos páginas del artículo a continuación.








Año: 1934:

Muchos hombres, trabajadores en su mayoría, temerosos de que peligrara su vida, resolvieron ponerse lejos de las garras del felino de S. Cristóbal y solicitaron el pasaporte correspondiente, el cual fue negado. Al ser perseguidos por este delito imperdonable de querer salir de país, se salieron clandestinamente. El odio del Déspota burlado se sació en los parientes de los que huyeron y los calabozos de la cárcel de Nigua se repletaron de gente sin más delito que ser parientes de los que burlaron la vigilancia de Trujillo.

La tragedia sigue perfilando sus lineamientos de sangre y dolor con una frecuencia espeluznante.”

Crímenes y Usurpación

Heriberto López

Revista Bohemia

29 de abril, 1934

Págs. 10, 63

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La horrorsa cárcel de Nigua

Diario Libre

20 de febrero, 2010

Extracto:

Todos soportaban chinches, cucarachas y ratones en las celdas casi a oscuras…

Las raciones de comida consistían en agua de chocolate, un plátano verde y pan duro y viejo, incluso con lama, a menudo con una fetidez que revolvía el estómago. Los presos estaban obligados a comerla, pues de otro modo morirían por inanición. Los que enfermaban de paludismo debido a los mosquitos no recibían tratamiento médico alguno.

Las heridas de los golpes, culatazos y del "cantaclaro"-un látigo confeccionado a base de alambres-se tornaban blanquecinas con el salitre del mar Caribe cercano, por el lado sur, pero además por los gusanos que les caían. La atención médica era nula, de modo que los presos tenían que curarse las heridas por los métodos más inverosímiles, como por ejemplo tapándoselas con lodo.

Simplemente, aquellos condenados a tan triste suerte eran dejados morir, cuando no es que perecían fusilados en un sitio vecino llamado Camunguí, cerca de una plantación de arroz propiedad de Trujillo, en cuyos predios los cadáveres eran sepultados sin señal alguna que algún día permitiese identificarlos.”






CRÍMENES Y USURPACIÓN

Revista Bohemia - 29 de abril, 1934 - págs. 10, 63

Extracto:

Muchos hombres, trabajadores en su mayoría, temerosos de que peligrara su vida, resolvieron ponerse lejos de las garras del felino de S. Cristóbal y solicitaron el pasaporte correspondiente, el cual fue negado. Al ser perseguidos por este delito imperdonable de querer salir de país, se salieron clandestinamente. El odio del Déspota burlado se sació en los parientes de los que huyeron y los calabozos de la cárcel de Nigua se repletaron de gente sin más delito que ser parientes de los que burlaron la vigilancia de Trujillo.”

La tragedia sigue perfilando sus lineamientos de sangre y dolor con una frecuencia espeluznante. En Navarrete, población a una veintena de kilómetros de Santiago, dormía tranquilamente al lado de su esposa, el ciudadano Eugenio Lithgow, mejor conocido cariñosamente por Gerito, cuando súbitamente fue desperdado por gritos de los esbirros que asaltaban la casa, con la embriaguez de los sedientos de sangre. El perseguido trata de huir y al abandonar el lecho se dirige hacia el patio. La esposa alarmadísima se contenta porque lo considera salvado, no obstante las descargas que salieron de la fusilería de los asaltantes; pero, ¡oh, realidad desesperante!, al retirarse los sabuesos del crimen, encontró a su idolatrado esposo muerto, atravesado por un sin número de balas… Y la crónica callejera refiere que al día siguiente, cuando los despojos de la víctima eran trasladados al cementerio, la tétrica figura del ordenador de su asesinato, se gozó viendo pasar el cadáver al que consideró su enemigo.

Estaba en la creencia de que sólo las cárceles de Gómez carecían de aire, de sol, de luz, de camas para dormir, de pavimento para no sufrir el frío y el polvo de la tierra, aunque con plétora de plagas inmundas y del terrible paludismo exterminador; pero ahora sé que las prisiones de Trujillo están lo mismo y que los sucios calabozos de la Nigua y [la Torre] del Homenaje, devoran con su inclemencia a los infelices que caen bajo sus fauces.

La lista de asesinados ha aumentado escandalosamente en estos días. En la capital se mata a Rafael Sánchez, por el delito de ser novio de una de las hijas del patriota general Juan M. Peguero, exilado en Santiago de Cuba. En Martín García, provincia de Monte Cristy, caen bajo la cuchilla afilada de los verdugos trujillistas, los valientes dominicanos Isidro Metz y tres de sus compañeros. En Los Llanos, provincia de San Pedro de Macorís, se asesina a José Pichardo, por acusársele del mismo delito que el de su amigo Rafael Sánchez, es decir, por ser el novio de otra de las hijas del expatriado Peguero.

Y los doctores Felix Raymond y Manuel Martín, ¿en dónde estarán?

¿Cayeron también bajo la furia inmisericorde del verdugo Presidente, o esperan en la Nigua o en otra de las prisiones el turno que los conducirá a la eternidad?

Trujillo es un fiel imitador de la obra devastadora de [Juan Vicente] Gómez y como éste, gusta de títulos rimbombantes y de violar, no sólo las leyes de la República, sino aquellas otras que la moral social y la honestidad oponen al salvaje que pretende

burlarlas. Gómez arrastra una cola bufónica de mil títulos risibles y Trujillo se hace conceder por su rebaño congresil los de Generalísimo y Benefactor de la Patria. Gómez ha monopolizado todas las industrias del país, Trujillo monopoliza la sal de Puerto Hermoso, en Baní; la carne en la capital, el carbón, la leche la mantequilla y otras industrias más, como lo ha hecho Gómez en Venezuela, absorbiendo ellos solos toda la riqueza del país, en su carácter de árbitros absolutos de los derechos de los pueblos que despotizan y hambrean.

Trujillo, como Gómez, tiene su congreso, manada arrebañada que no tiene más misión que la de obedecer las órdenes del amo; reformar la constitución y ponerle el visto bueno a los decretos que salen de la casa presidencial.”

[Fin del Extracto]

Nota: El autor hace referencia al dictador Gómez. Se trata de Juan Vicente Gómez, dictador de Venezuela entre 1908 hasta 1935, un año después de que se publicara este artículo en la revista Bohemia. Hasta entonces, se consideraba a Juan Vicente Gómez como el peor dictador de América Latina, pronto igualado o superado en su crueldad, corrupción y violaciones por Rafael Leonidas Trujillo.


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Desiderio Arias se rebela


Parte del Manifiesto al País publicado el 10 de junio, 1931 por el caudillo Desiderio Arias, a un año de la toma de posesión del tirano. Después de hacer un recuento de los asesinatos y masacres más conocidos cometidos por los esbirros del presidente "electo" Trujillo en el recién inaugurado estado de terror, Desiderio Arias explica por qué le retiró su apoyo a Trujillo, abandonó su curul y decidió volver a Mao como opositor al régimen:

Por todas estas gravísimas cosas, yo me confieso culpable de esta situación, toda vez que irreflexivamente favorecí la candidatura del general Trujillo. Mas yo deseo hacer constar que me engañé aquella vez por tener la creencia de que un hombre joven como él estaría enamorado de la gloria personal y del bien del pueblo y de la Patria y podía merecer todo por una obra de gobierno digna de la época y propicia del momento histórico que vivía la República. Tuve fe, repito, en el orgullo que pone la juventud que no se ha corrompido y creí que el general Trujillo hubiera sido capaz de hacer del país una verdadera nación organizada en donde el derecho, la justicia, el amor, la cordialidad y el respeto a la vida y a la propiedad constituyeran el patrimonio de la sociedad y de la patria.”

A los pocos días del manifiesto, el 13 de junio, 1931, un contingente de 132 hombres (muchos eran soldados vestidos de civil y presos criminales), salió de la fortaleza San Luis de Santiago con destino a Mao. Estos serían luego reforzados con contingentes militares. La campaña contra el popular caudillo Desiderio Arias y sus hombres había empezado.

Como era de esperarse, Mario E. Guerra, el periodista que le dio forma final al manifiesto de Desiderio Arias y que tuvo la audacia de publicarlo, fue detenido y cuando tuvo la suerte de que lo liberaran, se asiló en la legación de Haití para no quedar "accidentado". El embajador de Haití tuvo el valor de darle asilo y sacarlo del país, pero años después, Guerra regresó acogiéndose a una "amnistía" de Trujillo y poco después fue eliminado por el régimen. Por cierto, el Manifiesto de Arias en realidad fue publicado en Santiago, pero decía que fue publicado por una impresora haitiana, Imp. Citadelle, Cap. Haitien, porque ya para 1931 era demasiado peligroso atribuirle un documento crítico del gobierno a una impresora dominicana. 

Antes de su rompimiento definitivo con el régimen, hubo un par de reuniones entre Arias y Trujillo en que el segundo, supuestamente, buscaba hacer las paces con el caudillo liniero. A continuación reproducimos dos párrafos de un articulo de Juan José Ayuso sobre esta última reunión en la cual Desiderio Arias selló el rompimiento

De acuerdo a lo relatado por el señor Máximo Ares García (Pasito) miembro del Partido Liberal, luego del encuentro Arias-Trujillo, logró entrevistarse con Arias, en la residencia de Salomón Haddab en Mao, para indagar sobre los resultados de la entrevista y el guerrillero liniero le reiteró los términos con los cuales se habían dirigido a Trujillo. Y son los siguientes:

Yo no soy su enemigo. Me brindé a darle colaboración a su gobierno, pensando que su gobierno iba a seguir la tradición de respeto hacia la ciudadanía que la República Dominicana había consagrado durante muchos años, pero en su gobierno se están cometiendo una serie de crímenes y yo no puedo permitir que mi nombre se involucre en los crímenes y atropellos que se están cometiendo… Esa es la circunstancia que me mantienen un poco alejado de usted… Yo no retornaré a la capital de la República”.

Sobre las circustancias en que asesinaron a Desiderio Arias, los lectores pueden leer, entre muchos otros, el artículo Como asesinaron a Desiderio Arias, de Manuel Rodríguez Bonilla en respuesta a los comentarios de Euclides Gutiérrez (diputado trujillista e hijo de un militar trujillista). Este es el link: https://bonoc.wordpress.com/2013/08/18/como-asesinaron-a-desiderio-arias/

La forma minuciosa en que Trujillo tramó la eliminación de Desiderio Arias demuestra el método bien calculado y maquiavélico con que operaba el Benefactor a la hora de matar a las personas de relevancia. Otros artículos comentan sobre las familias campesinas que mataron por ser remotamente sospechosas de apoyar o de simpatizar con Desiderio Arias.





La ofensiva final de Trujillo contra Desiderio Arias 


Angel Berto Almonte

5 de abril, 2014

Elnacional.com.do

Parte 3

La publicación del manifiesto al país por parte de Arias profundizó el distanciamiento entre Trujillo y el caudillo liniero. El texto constituía una especie de autocrítica en la que se expresaba la negatividad de las «guerras civiles» y «los beneficios de la paz,» y se acentuaba la inutilidad de la acción del 23 de febrero. «Él (Trujillo) solo resucitó odios y pasiones, dando una oportunidad mayor que nunca al entronizamiento de la traición y al incremento del crimen, alentando los abusos de autoridad y los excesos del poder”.

El texto expresaba alarma por la marejada de crímenes que se estaban materializando en esos momentos y refería los nombres de las personas asesinadas en los inicios del régimen, tal como la del periodista y dirigente horacista Virgilio Martínez Reyna el primero de junio de 1930, quien había advertido a Vásquez sobre los aprestos conspirativos de Trujillo, y su esposa Altagracia Almánzar, que se encontraba en estado de gravidez. Este crimen horripilante se le imputó al sanguinario general José Estrella, quien al caer en desgracia con el régimen fue apresado y acusado de haber embarazado a tres hermanas.

En los días subsiguientes miembros del ejército asesinaron en el parque Colón de Santo Domingo al general Alberto Larancuent (27 de septiembre de 1930), compañero de lucha de Arias, y al también general Pulú Pelegrín en Puerto Plata así como a Manuel de Js. Gómez.

A todos estos crímenes se adicionan, de acuerdo con el manifiesto, 18 fusilamientos en san Francisco de Macorís, 116 en Puerto Plata y 100 en Moca bajo el pretexto de ser cómplices del general horacista Cipriano Bencosme. Arias denunció también que la noche del 16 de diciembre de 1930, en medio de la carretera Sánchez, y bajo amenazas de armas, se le quería imponer la renuncia de su cargo de senador por la provincia de Montecristi.

Idéntica coacción recibió uno de los diputados del Partido Liberal al día siguiente. Denunció igualmente que el jefe del ejército reemplazó todos los jueces de la corte y de los tribunales que consideraba desafectos.

La conciencia de Arias quedó fuertemente impactada con el asesinato en sabaneta de evangelista Peralta (Tío Sánchez), el primero de septiembre de 1930, el guerrillero que en la manigua «le llenaba todos los huecos de la más mínima imprevisión y le ponía a salvo de asaltos», según Rufino Martínez. Los rumores circulantes en la época ubicaban al general Arias y a Estrella Ureña como las próximas víctimas. Asimismo, en el manifiesto quedó plasmado el más severo auto reproche del general Arias:

Por todas estas gravísimas cosas, yo me confieso culpable de esta situación, toda vez que irreflexivamente favorecí la candidatura del general Trujillo, mas yo deseo hacer constar que me engañé aquella vez por tener la creencia de que un hombre joven como él estaría enamorado de la gloria personal y del bien del pueblo y de la Patria y podía merecer todo por una obra de gobierno digna de la época y propicia del momento histórico que vivía la República; tuve fe, repito, en el orgullo que pone la juventud que no se ha corrompido y creí que el general Trujillo hubiera sido capaz de hacer del país una verdadera nación organizada en donde el derecho, la justicia, el amor, la cordialidad y el respeto a la vida y a la propiedad constituyeran el patrimonio de la sociedad y de la patria”.

A los pocos días de la publicación del manifiesto, específicamente el 13 de junio de 1931, y ante el aumento de las tensiones, un contingente de 132 personas, muchas de ellas soldados vestidos de civil y presos criminales, salió de la fortaleza San Luis de Santiago hacia Mao, pero al llegar en camiones al paso de Guayacanes confrontaron graves dificultades para vadear el río Yaque del Norte debido a desperfectos del motor de la barca utilizada para esos fines. Esto los obligó a cruzar impulsando la rústica embarcación con fuerza humana, y naturalmente, ese gran número de hombres en ese trajinar y luego movilizándose hacia la ciudad llamó la atención de los lugareños que de inmediato le avisaron al general Arias, quien ya estaba a la expectativa por la escalada represiva desatada.

Las tropas penetraron de forma súbita y violenta al pequeño poblado de Mao y en un primer enfrentamiento mataron a dos de los acompañantes del líder noroestano. Por lo imprevisto de la acción, solo un reducido grupo de personas pudo acompañar al debilitado y enfermo caudillo en su retirada hacia las lomas de Gurabo, lugar familiar para él, en un movimiento completamente defensivo para rearticular sus menguadas fuerzas.

Los ideólogos del régimen exitosamente divulgaron la especie de que Arias se había sublevado motu proprio, cuando en realidad se trató de un movimiento de supervivencia ante la inminencia de su muerte.

En esta repentina y confusa acción defensiva, y en el trayecto hacia las lomas de Zamba (Gurabo), algunos de los miembros de la retaguardia, en el lugar denominado Las Caobanitas, en la encrucijada de los caminos que conducen a Pueblo Nuevo y a Santiago Rodríguez, hicieron frente a las tropas oficiales para dar tiempo a que Arias llegara a su refugio.

Como se puede fácilmente colegir, no se trató de una actitud levantisca o guerrillera como se empeñó en divulgar la dictadura, y todavía consignan muchos textos, sino de una actitud defensiva destinada a preservar su vida.

De hecho, en Mao eran vox populi los achaques de salud del general Arias, lo cual le impedía incluso asistir a las sesiones del Congreso en Santiago desde el primero de mayo de 1931 y mucho menos enfrascarse en acciones guerrilleras que demandaban tanto un gran esfuerzo físico como la disponibilidad de ingentes recursos monetarios, al margen de que el escenario y los actores ya no eran los mismos.

Se ha estimado que Arias disponía de unos 100 hombres, de los cuales solo la mitad estaba dotada de armamentos. En cambio, las tropas oficiales se incrementaron en unos 450 miembros, que portaban modernos armamentos.

De acuerdo con informaciones de Thomas Watson, la acometida contra el bizarro caudillo se produjo tras la captura en Puerto Plata de un «agente reclutador de Arias». El 15 de junio Trujillo visitó a Mao para enterarse de los pormenores de la acción militar pero continuó hacia Montecristi, Dajabón, Guayubín y Sabaneta para solicitar a la población su colaboración en la captura de Arias.

Ante el desplazamiento defensivo de Arias hacia las colinas ubicadas en la parte central de la provincia Valverde, la burocracia local organizó varios actos en apoyo del régimen. En la tarde del 15 de junio se realizó un mitin de apoyo a Trujillo en el parque Amado Franco Bidó de Mao, en el que participaron, según la crónica del poeta Osvaldo Bazil, más de 500 personas. En el mismo fungió como orador principal Mario Fermín Cabral, quien afirmó que: “… el propósito del Gobierno es el de robustecer una vez más las garantías para todos los ciudadanos». Trujillo observó el acto desde la galería del club Quisqueya y posteriormente se reunió con los alcaldes pedáneos «para recomendarles que inspiren confianza a los campesinos y eviten que sean víctimas de los atropellos”.

Tres días antes del asesinato de Arias, el 17 de junio de 1931, el secretario de Estado de la Presidencia emitió una concisa nota en la cual consignaba oficialmente la persecución judicial de Desiderio Arias, Francisco Morillo y Victoriano Almánzar como autores materiales de la muerte del agricultor Vertilio Reyes, con lo que se pretendía legitimar cualquier acción violenta del ejército y se decretaba de esta manera la muerte del general Arias, quien llevaba todas las de perder debido a que carecía de armas para enfrentar al ya sólido ejército trujillista, temido por toda la población.

Esta «nueva fuerza de modernización» que era el ejército, con el monopolio absoluto de las armas, infundió el temor entre la población, además de que se politizó con gran celeridad. El fracaso del ejército en su función de preservar el orden y proceder apolíticamente fue reconocido por las propias autoridades norteamericanas radicadas en el país. “La población desarmada ya no podía luchar contra un ejército moderno, bien equipado, y bien entrenado. Tampoco podían hacerlo los viejos «generales», sin prestigio y con pocas armas como se evidenció en los casos de Pedro A. (Piro) Estrella (1930), Cipriano Bencosme (1930) y Desiderio Arias (1931)”.

El mismo día 17 de junio se celebró un baile en el club Quisqueya de Mao, dedicado a Trujillo. En nombre del jefe, ofreció las gracias el entonces gobernador de Santiago, Francisco Pereyra hijo, y de acuerdo con la nota de Osvaldo Bazil: “todo respira paz y deseos de sosiego, a pesar de que más de 30 generales están reunidos junto al Presidente, deseosos de cooperar a la extinción del incidente espantadizo que dio lugar a la creencia de que el orden público correría riesgo de ser alterado. La más dichosa paz brilla en Mao como una ofrenda a los hombres de trabajo que abundan en esta próspera región”.

Pocos días antes de la muerte de Arias, Trujillo había expresado, con mucha seguridad, en el comercio de don Emilio Reyes Aranda, ubicado en ese entonces en la calle Independencia, esquina 27 de Febrero, que el general Arias carecía de armas para tumbarlo. Esta versión coincide con la ofrecida por el coronel Cutts, quien seis semanas antes de la muerte de Arias, y en un reporte de inteligencia a Washington, informaba que «Trujillo prácticamente estaba apoyando financieramente a Arias y a sus seguidores y por eso no les temía y se refería a él como “ese pobre viejo” y lo trataba con cierta cordialidad». La incongruencia de estos asertos es notoria, pues si realmente no se le temía al caudillo no había necesidad de trasladar el gobierno a Santiago.

Sobre la defección de los correligionarios de Arias, antes de su muerte, se hizo eco también en la prensa nacional el diputado Virgilio Trujillo, hermano del tirano, quien declaró que: “…los hombres que en el pasado siguieron ciegamente al general Arias, le han dado el frente, porque esos mismos hombres, congregados al lado del general Trujillo, constituyen una vanguardia a la actitud asumida por el general Arias”.

El escenario para «el fin del caudillismo» estaba preparado, y, con la determinación de dirigir las maniobras encaminadas a liquidar el avezado caudillo, Trujillo prácticamente instauró su gobierno en Mao, respaldado por un fuerte contingente militar. El 20 de junio el dictador retornó a Santiago y ese mismo día se produjo la muerte de Arias. La versión oficial difundida sobre la muerte de Arias, a quien se atribuía la conducción del movimiento revolucionario, refiere que este pereció en la mañana del sábado 20 en los cerros de Gurabo (Mao) al ser sorprendido su campamento “por una patrulla del ejército nacional dirigida por Felipe Ciprián”.

De acuerdo con la crónica periodística, al momento de consumarse la acción Arias y sus hombres se hallaban alojados en un rancho en medio de un campo sembrado de maíz, en compañía de unos diez hombres y estaba “posicionado” en uno de los puntos más estratégicos de aquellas lomas, desde donde dominaba la entrada principal y todos los caminos vecinales.

El grupo se hallaba a la expectativa para repeler cualquier embiste, el cual esperaban por el camino, sin calcular que el asalto podía llegarles por otra parte, pues parecían estar seguros de lo inaccesible de aquel sitio por cualquier otra vía. La guerrilla del capitán Felipe Ciprián, secundada militarmente por el general José Estrella y por los tenientes del ejército, González, Mélido Marte y Ludovino Fernández, y apoyada por un conocedor de aquellos terrenos, realizó un rodeo del campamento revolucionario y cayó sorpresivamente sobre el general Arias y sus compañeros”.

Esta versión difundida por los diarios nacionales presenta similitudes con la que expone el aventurero William Burke en sus Memorias:

Ciprián dejó a Fernández con veinticinco soldados vigilando un costado de la loma, mientras él, con cautela, daba la vuelta con el resto de su equipo para cortarle la retirada del otro lado. Los fugitivos fueron tomados por sorpresa y no tuvieron la oportunidad de hacer gran resistencia, especialmente contra soldados bien entrenados y apertrechados con armas superiores. Varios fueron muertos en sus esfuerzos por escapar, mientras buscaban refugio de árbol en árbol. El mismo Arias fue seriamente herido. Su amigo Salomón (sic) Abad, un rico comerciante sirio, trató de arrastrarlo hacia un lugar seguro. Abad fue también herido, pero salió corriendo y escapó”.

Los hechos, sin embargo, ocurrieron de otro modo, y de acuerdo con testigos de la época no concuerdan con las declaraciones oficiales. La versión más verosímil niega rotundamente la posibilidad de enfrentamiento militar entre las tropas oficiales y las del general Arias, quien, como ya se ha visto, contaba con pocas armas, y plantea que al momento de su muerte, Arias se hallaba acompañado de victoriano Almánzar y del general Francisco Morillo.

Almánzar, quien ya había pactado con Trujillo, hábilmente logró dispersar a varios de los seguidores del caudillo y fue la persona que lo asesinó al propinarle un balazo en la columna vertebral cuando simulaba ayudarlo a cruzar una alambrada. Luego de esto, Almánzar, que ya percibía un salario como miembro de la escolta de Arias, salió disparando tiros al aire y exclamando ¡viva el gobierno!, lo que al parecer formaba parte de los acuerdos con las tropas oficiales. Otra versión, mucho más próxima a la verdad que la del aventurero Burke, la ofrece la historiadora montecristeña Olga L. Gómez, quien, basándose en las memorias de su padre, miembro del séquito de Arias, expone que al avanzar por las lomas de Gurabo, Almánzar iba a la vanguardia y el coronel Bruno de la Cruz a la retaguardia y al realizar un doblez en el camino, el primero imprudentemente exclamó: ¡ahí viene la guardia!, que eran los términos claves de la delación, escapando Almánzar en dirección contraria, resultando completamente ileso mientras Arias caía víctima de una lluvia de proyectiles disparados por las tropas oficiales.

En la época en que ocurrió el acontecimiento se comentó insistentemente que Almánzar, que ya percibía el final de su líder, estaba en componenda con los colaboradores de la dictadura. Este sujeto, con el discurrir del tiempo, entró en contradicción con el dictador, quien le encargó su muerte a otro conocido matón de Mao. El crimen lo observó alguien que en esos momentos realizaba labores de topografía. Luego de la muerte de Arias, muchos de sus seguidores, principalmente los hermanos Torres y los Chacos debieron esconderse, ya que Almánzar los persiguió tenazmente con el objetivo de liquidarlos.

En la refriega contra Arias también cayó víctima de las balas un haitiano llamado Maken, que se encontraba recogiendo tabaco en el área. El aventurero Burke narra una versión carente de fundamento: “… cuando Fernández sacó la cabeza del macuto y la levantó el Presidente bramó de ira. Le ordenó a Fernández que regresara a buscar el cadáver para que se le diera un entierro decente. Ya estaba oscuro cuando regresaron al lugar del enfrentamiento y no pudieron encontrar el cadáver del general… Así que le cortaron la cabeza a otro fugitivo muerto y se llevaron el cadáver a Santiago. Allá, a la luz de las velas, le ajustaron la cabeza de Arias al tieso cadáver, le tiraron una sábana por arriba y se fueron. Desgraciadamente, Arias había sido un hombre de tipo muy negro y el cadáver que le habían pegado era de un amarillo fuerte.

El ingeniero Pedro Delgado Malagón refuta la descripción de Burke sobre el destino del cadáver de Arias, para lo cual se fundamenta en el testimonio de su abuelo, el médico militar Ángel Delgado Brea.

Relata que el doctor Delgado recibió instrucciones de «preparar instrumental y materiales sanitarios de emergencia», y luego se le invitó a ocupar el asiento de uno de los carros de la caravana encabezada por Trujillo. Al arribar a la barca utilizada en esa época para cruzar el río Yaque del Norte para llegar a Mao, el teniente Ludovino Fernández le informa a Trujillo: “General, allá le tengo la cabeza de Desiderio” y Trujillo, contrariado, le respondió: “muy mal hecho”.

Al llegar a la alcaldía comunal, a la sazón ubicada en la calle 27 de Febrero esquina Trinitaria, en donde actualmente están las oficinas de correos de Mao, Trujillo le indicó al doctor que la cabeza de Arias estaba en la gaveta de un escritorio y había órdenes de traer el resto del cuerpo, ordenándole su preparación, procurando “que no se advierta que la cabeza ha sido cercenada”. El cuerpo de Arias lo trasladaron a Santiago y luego a Montecristi donde finalmente lo sepultaron, a solicitud de su viuda, Pomona Navarro, a quien visitó Trujillo para ofrecerle sus condolencias.

El mismo día de la muerte de Arias, el tirano, con su peculiar capacidad para la simulación, aseveró públicamente que: «he sido el primero en lamentar la caída de quien fue mi aliado y mi amigo, de quien no tuvo del Gobierno y de mi propia persona, sino poderosos motivos de gratitud y a quien hasta no hace 48 horas intenté, con todo género de leales ofertas, sustraer a los designios que le reservaba la suerte de las armas”. Trujillo planificó muy cuidadosamente la muerte del general Arias debido a que éste ostentaba la condición de senador de la República por la provincia de Montecristi.

El primer paso consistió en eliminar a sus principales colaboradores; en segundo lugar, Trujillo doblegó al caudillo mediante una serie de humillaciones como la presión para que renunciara a la senaduría y su apresamiento por la banda de matones conocida como « la 42», que lo obligaron a subordinarse ante el incipiente poder despótico.

Cuando Arias se percató del carácter autocrático del régimen que él había contribuido a erigir ya carecía de posibilidades para enfrentarlo. Mientras todo esto ocurría, el poderoso aparato ideológico del régimen despótico se encargaba de divulgar la imagen de Arias como el prototipo del sujeto perturbador, enemigo de la paz y del progreso.

En la propia comunidad de Gurabo, Trujillo celebró la “fiesta de la paz” en la que reunió a un gran número de campesinos. A esta actividad asistieron muchos de los antiguos prosélitos del general Arias. En el acto, Trujillo aprovechó la oportunidad para contrarrestar la simpatía que todavía en esa comunidad se sentía por el ultimado general y expresó, en tono demagógico: “… en lugar del cabecilla que os reunía para repartiros armas prohibidas y concitaros a la revuelta, surge hoy el conductor de trabajadores que poniendo en vuestras manos modernos implementos de cultivo os enseña el camino de la felicidad”.

Un mes después de la muerte de Arias la dictadura hizo publicar una carta con los nombres de los más connotados ciudadanos de la todavía común de Mao y Esperanza así como de todas las secciones rurales de ambas, en las que supuestamente se adherían al partido que gestaba Trujillo.

Encabezando a los firmantes, por ejemplo, se encontraba paradójicamente el señor Francisco Leovilgildo Madera (Panchito), reconocido crítico de la dictadura y quien fuera asesinado por órdenes de Trujillo a mediados de 1950. Luego del nombre de Panchito aparecían otros miembros de la antitrujillista familia Madera como Rafael (Feso), Alberto, Francisco, Ismael, José Dolores y Ulpiano (Nanito). Posteriormente la familia Madera encabezaba la lista de los «amigos indiferentes» al régimen de Trujillo, junto a Dimas Rodríguez, Lilo Rodríguez y Dimas Rodríguez hijo.

Además se incluían los nombres de otros reconocidos desideristas como Abel Bonilla, Rafael Reyes Lozano, Gerardo Rodríguez, etc. En realidad, desde que se comenzó a gestar el Partido único trujillista, los ideólogos del régimen hacían publicar en los periódicos enormes listas de personas que supuestamente se adherían al mismo, pero luego muchos de los que aparecían firmando enviaban cartas desmintiendo la adhesión.


La muerte de Arias dejó huellas indelebles en la sociedad de Mao y durante largos años el ejército nacional no les dio cabida a los aspirantes a ser miembros de ese cuerpo nativos de aquí, lo que pone en evidencia la suspicacia que mantuvo el tirano hacia los habitantes de Mao. De la pequeña comarca de Gurabo, como ha observado Andrés L. Mateo, «partió un nuevo tipo de dominicanos, bautizados para “la paz” en ese hecho de sangre”. 

El material que aparece en este trabajo fue cedido a El Nacional por el historiador y catedrático Rafael Darío Herrera Rodríguez.




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Ver el resto de este importante documento en la revista CLIO:




La conspiración para matar a Trujillo del 30 de marzo de 1934 en Santiago


Los jóvenes que en 1934 pusieron bombas contra Trujillo en Santiago, una vez identificados por los servicios de inteligencia, fueron a parar a la cárcel de Nigua, en San Cristóbal, donde muchos de ellos sufrieron numerosas penalidades y torturas, cuando no fueron fusilados en el viejo cementerio de Camunguí.

Contrario a lo que muchos dicen y creen, la prisión de Nigua no fue levantada por Trujillo, sino que originalmente sus instalaciones fueron destinadas para un hospital, de acuerdo a la Orden Ejecutiva número 257 del 15 de febrero de 1919, firmada por el brigadier general B. H. Fuller, del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos, gobernador interino de Santo Domingo durante la ocupación norteamericana (1916-1924). Las tierras fueron declaradas de utilidad pública y para la construcción del hospital se dispuso de la suma de 100,000 pesos, equivalentes a 100,000 dólares de entonces. Las edificaciones consistían en cinco salas convertidas luego en celdas, con gruesos barrotes. La administración funcionaba en un edificio de tres plantas desde el cual se dominaban visualmente todas las celdas. La propiedad estaba cercada con alambres de púas, a ocho cuerdas, de modo que era difícil que un preso escapara. Juan Bosch, Juan Isidro Jiménes Grullón y muchos otros, siendo jóvenes, sufrieron los horrores de esa cárcel. En Nigua, en las cercanías de San Cristóbal, a unos 30 kilómetros al sudoeste de Santo Domingo, los presos eran obligados a realizar trabajos de chapeo y construcción de caminos, aunque se tratara de intelectuales, abogados, médicos, periodistas o gentes que nunca le habían puesto la mano a un machete. Todos soportaban chinches, cucarachas y ratones en las celdas casi a oscuras, separadas por un buen espacio, que ocupaban un semicírculo en cuyo centro había un edificio circular que servía como oficinas para interrogatorios.

La atención médica era nula, de modo que los presos tenían que curarse las heridas por los métodos más inverosímiles, como por ejemplo tapándoselas con lodo. Simplemente, aquellos condenados a tan triste suerte eran dejados morir, cuando no es que perecían fusilados en Camunguí, un cementerio cercano de una plantación de arroz propiedad de Trujillo sin señal alguna que algún día permitiese identificarlos.

Órdenes para fusilar presos fueron dadas en Nigua por el general Federico Fiallo y el coronel Joaquín Cocco, asistidos por esbirros de la talla de José Leger, Dominicano Álvarez, capitán José Pimentel y un soldado al que sólo se le conocía por el apodo de Pelo Fino, cruel hasta la saciedad.

La mayoría de los presos en la cárcel de Nigua estaba implicada en tres graves proyectos contra Trujillo. Uno consistía en matarlo a tiros el 30 o el 31 de marzo de 1934 en Santiago, para las fiestas conmemorativas de la batalla del 30 de marzo de 1844. El otro plan era asesinar a tiros al General del Ejército José Estrella, mano derecha de Trujillo en la región del Cibao y entonces Gobernador de Santiago; y el tercero se materializó en actos terroristas con la colocación de bombas en varios lugares públicos y residencias de Santiago, con la posibilidad de extenderlos a Moca, La Vega, Puerto Plata y Montecristi, estas dos últimas ciudades situadas en el Norte y el Nordeste. El origen de tales planes conspirativos se remontaba al 15 de noviembre del año anterior (1933) cuando el director de la Escuela Normal Superior de Santiago, profesor Sergio A. Hernández, constató la agitación promovida por la Asociación de Estudiantes Normalistas. Los estudiantes acusaban al profesor Hernández de disolver la Asociación, cosa que él negó en los interrogatorios a que fue sometido, durante los cuales dijo que a pesar de que la directiva de la Asociación había cesado en sus funciones, permitió que permaneciera como tal hasta que se celebrara una asamblea eleccionaria. Sin embargo, a principios de noviembre aparecieron en la Escuela Normal numerosos volantes "que inferían graves insultos" contra el Presidente Trujillo. La sugerencia de que la directiva de la Asociación permaneciera en funciones fue condicionada a que "se despejara la excitación creada con la aparición de los manifiestos, pero éstos volvieron a aparecer". Los estudiantes acusaban al profesor Hernández de pretender "que todos pensáramos como él. Era un tipo que mataba la virilidad de los jóvenes, imponiéndose por la fuerza y en la forma en que debe hacerlo todo hombre que actúe inteligentemente en casos semejantes", según declaró en los interrogatorios el estudiante de medicina Ramón Contreras, quien además dijo haber sido uno de los que redactó los volantes contra el profesor Hernández y contra Trujillo. Los estudiantes de Santiago trataban de emular la lucha de sus colegas cubanos contra la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933), que no obstante los éxitos parciales alcanzados durante los primeros años de mandato, no consiguió acallar la disidencia de los políticos excluidos, mucho menos aplastar el movimiento popular que lo desalojó del poder. Los jóvenes de Santiago pensaban ingenuamente que podían conseguir lo mismo contra Trujillo.

Con posterioridad se sabría que después del incidente de la Escuela Normal, donde los disidentes hicieron estallar una bomba, volantes similares fueron redactados y distribuidos por los estudiante Ángel Miolán, Juan Isidro Jiménes Grullón, Francisco Castellanos (Pancho) O. y Ramón Vila Piola, quienes después de ser indultados por Trujillo lograron irse al extranjero.

Miolán abandonó el país por Haití y posteriormente, en 1939, fue uno de los fundadores del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en La Habana. Jiménes Grullón partió al exilio y retornó al país tras la muerte de Trujillo en 1961, para fundar el pequeño Partido Alianza Social Demócrata. Considerado uno de los mejores sociólogos dominicanos, además de médico e historiador, Jiménes Grullón cometió el grave error de respaldar el Golpe de Estado Militar contra el Gobierno de Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963, error que admitiría públicamente mucho antes de morir.

Las bombas que estallaron a partir de la primera quincena de junio de 1934 en diversos sitios de Santiago fueron entregadas a Mario de Peña por el doctor Pancho Castellanos. Otro que repartió bombas fue el joven Jesús Maria (Chichí Patiño), cuya familia casi fue totalmente extinguida por oponerse al dictador. Los encargados de hacerlas explotar fueron Juan Rafael López, José Sixto Liz y Sergio Manuel Idelfonso, alias Kaporí.

El industrial Fernando Bermúdez, quien entonces tenía 25 años, acusó a Félix María Ceballos de ser la persona que fabricaba las bombas, según le dijeron en la cárcel. Bermúdez, Junto a Chichí Patiño, había planeado despojar de una ametralladora al chofer de Mozo Peynado, a su salida del Centro de Recreo, donde se celebraba un mitin a favor de la reelección de Trujillo en 1934. No lo lograron porque Bermúdez admitió que estaba "muy borracho", y no obstante que habían seguido el vehículo de Peynado hasta la avenida Franco Bidó, donde el chofer se detuvo a echar gasolina.

Los líderes principales del frustrado atentado contra Trujillo el 30 de marzo, durante su entrada o salida del Centro de Recreo de Santiago, eran Miolán, Ramón Vila Piola, Rigoberto Cerda, Ramón Emilio Michel (a) Papá Michel, Juan Isidro Jiménes Grullón y Daniel Ariza, entre otros. El plan falló porque algunos de los conjurados no asistieron a la cita en el parque frontal del Centro de Recreo, posiblemente porque sintieron miedo a la hora de enfrentarse a la verdad.

En cuanto a Jiménes Grullón, que para la época tenía 23 años y era estudiante de Derecho, él mismo confesó ser el autor de volantes anónimos contra Trujillo que fueron puestos en Correos. En el año 1962 fue co-fundador del Partido Acción Social, cuyo líder era Joaquín Balaguer. Lora acompañó a Balaguer en la boleta presidencial para las elecciones de 1966, pero antes de 1970 se distanció del mandatario por su intento de reelegirse, como lo hizo, hasta formar el pequeño Movimiento de Integración Social (MIDA), que desapareció finalmente como le ha ocurrido a otros Partidos sin verdadero liderazgo.

El atentado contra el General José Estrella fracasó en abril porque uno de los implicados, Rafael Antonio Veras (a) Quique, no llegó a tiempo con un burro que sería utilizado para obstaculizar el automóvil del General José Estrella, que se desplazaba cerca de las 5:00 de la tarde por la carretera que une a Santiago con la entonces Común de San José de las Matas. Los que participarían en el atentado eran Hostos Guaroa Feliz Pepín, Federico Guillermo Liz, Juan Rafael López, Leonel García Beltrán, Rigoberto Cerda y el propio Veras ya mencionado. Las bombas fueron hechas detonar en Santiago en los siguientes lugares:

En una casa de madera donde residía la señora Maria Estela Cabral de Feliu.

En las oficinas del Correos, en la calle Sol, prácticamente desprendió una puerta de roble que conducía al despacho del Administrador.

En la Cámara de Comercio de Santiago, donde el estallido del artefacto causó varios huecos en una pared de concreto, además de que desprendió una puerta.

En la casa que habitaba el licenciado Pedro Saillant, en la calle Beller, pero allí no hubo daños.

En la casa de Tácito Cordero, de la calle Sánchez 60, donde su hijo Guillermo Cordero mostró a las autoridades el lugar donde explotó la bomba, que apenas dañó una tabla.

En la casa de Nicolás Vega, situada en la calle Libertad, donde los investigadores comprobaron ocho huecos en una pared que daba a la calle Libertad. Esa casa era propiedad de Jacinto Dumit.

En la calle Duvergé esquina 30 de marzo, donde vivía el licenciado Agustín Acevedo. La bomba estalló en un zaguán, pero no causó daños.

Finalmente, en la casa situada en la calle Libertad número 53, donde residía la profesora Josefa Sánchez de González (a) Fefita, donde la bomba tumbó una de las puertas exteriores y en la entrada misma de la vivienda.

Una novena bomba de nada más y nada menos que 30 libras fue entregada por Pancho Castellanos a Mario de Peña, para que la colocara en la estación del ferrocarril. De Peña tuvo el coraje de colocar la bomba en la estación, pero al encender la mecha la misma estaba inservible. Entonces, al día siguiente de conversar con el grupo de complotados, el doctor Pancho Castellanos, dijo a De Peña que la arreglarían y le darían uso. Pero no se la llevó, sino que le dio una mecha nueva diciéndole que la bomba sería colocada en el panteón donde sería sepultado el licenciado Agustín Acevedo Feliú, luego de su traslado al país tras su muerte en los Estados Unidos. La bomba sería colocada a las 5:00 de la mañana, programada para estallar justo cuando el cadáver fuera llevado al panteón. Como era natural, en vista de que Acevedo Feliu había sido diplomático, al sepelio asistirían altos funcionarios del Gobierno. Sin embargo, en horas de la noche anterior al entierro, Chichí Patiño-quien le acompañaría en la aventura-le comunicó que sería imposible colocar la bomba en el cementerio porque había sido detenido, pero dejado libre provisionalmente por gestiones de su padre, frente a cuya residencia fue instalada una vigilancia militar.

Todo esto significa que, junto a la hecha estallar en la Escuela Normal, después de regados los panfletos contra Trujillo, fueron once en total las bombas confeccionadas.

Las 44 personas complicadas en la conspiración contra Trujillo y el General José Estrella, además de las que resultaron vinculadas a los estallidos de las bombas, fueron condenadas a penas entre los tres y 30 años de prisión. Entre los condenados a la pena máxima figuraron Jiménes Grullón y Ángel Miolán. Todos fueron posteriormente indultados por "la excepcional magnanimidad del Jefe del Estado", vale decir Trujillo. Como era costumbre obligada en la época, para lograr el indulto el prisionero tenía que enviar una carta laudatoria al dictador, comprometiéndose a no realizar actividades políticas que pusieran en peligro la estabilidad del Gobierno.

Esta es, en síntesis, la historia del terrorismo contra Trujillo en Santiago.

Texto: Diario Libre


También puede leer y descargar el detallado documento:

Movimientos de oposiciän a trujillo en la década de 1930-1939

Emilio Cordero Michel

https://www.idg.org.do/clio/clio/clio178/Clio_2009_No_178-08.pdf















                                  



EL TEMIBLE RUNRUN DE LOS “CEPILLOS” DEL SIM


Los Volkswagens o escarabajos alemanes fueron adquiridos por el SIM (Servicio de Inteligencia Militar) de la dictadura en 1957 con fines de patrullaje, vigilancia y detención de los desafectos, sospechosos, opositores y sus familiares y amigos. El peculiar sonido de su motor cuando se movilizaban lentamente por las calles semioscuras desataba una ola de terror escalofriante en los pobladores que paralizaba momentáneamente toda conversación o hilo de pensamiento íntimo. Naturalmente, nadie se atrevía a asomarse para no llamar la atención de los calieses. Las preguntas mudas que se hacían en sus mentes eran: ¿Están buscando a alguien del barrio o sólo patrullando? ¿En qué casa van a parar? ¿Habrán captado una transmisión? ¿Se habrá metido mi hijo/hermano en algo?

Estos escarabajos VW, o “cepillos” como los bautizaron los dominicanos, fueron equipados con potentes radios de comunicación marca Dumont. La mayoría de los temibles “cepillos” utilizaban dos tipos de antena: la larga flexible que se colocaba en el guardalodo trasero izquierdo y la gruesa rígida y más corta que se colocaba en el delantero derecho. Se decía que a través de sus antenas esos carritos eran capaces de detectar las noticias censuradas y las transmisiones radiales de los exiliados dominicanos en Venezuela, Cuba y Puerto Rico que alcanzaban al país mientras eran escuchadas secretamente por ciudadanos adversos a la tiranía. Generalmente iban dos calieses adelante y uno atrás portando una ametralladora.




JUVENTUD DEMOCRATICA





EXTRACTO 

ENTREVISTA A LA DRA. JOSEFINA PADILLA, MILITANTE ANTITRUJILLISTA

Transcripción de la entrevista oral hecha a la Dra. Josefina Padilla, luchadora antitrujillista de la  Juventud Democrática (frente interno) el 22 de agosto, 2006. 


“Nosotros nos teníamos una gran ilusión en ver esa expedición. Pero siempre uno tenía sus dudas y su miedo de que pasara lo que pasó, realmente.

Nosotros sabíamos que esos muchachos no tenían las suficientes fuerzas para enfrentarse al régimen. Y en ese sentido, si vamos a analizar un poquito, yo creo que faltó mucho trabajo interno. 

Yo creo que también los muchachos, tanto los de Luperón como los del 14, se desesperaron. Que debieron esperar un poquito para hacer un trabajo interno mayor. Aunque uno lo dice así, pero el trabajo interno también era muy difícil porque fíjese lo que pasó con Juventud Democrática y nosotros teníamos un trabajo hecho. 

Pero es que el régimen era muy fuerte, el regimen era tan fuerte que acabó con este país porque acabó con la confianza de la gente. O sea, hubieron familiares, hermanos y padres que traicionaron a hijos y a hermanos. Entonces, las paredes tenían oídos y tenían voz, uno no podía hablar, uno tenía miedo, uno tenía temor de poder expresarse, de poder hablar, mucho menos de reunirse, a hacer nada, ni a comentar nada. Porque es que todo se sabía, todo, porque él tenía una fuerza tremenda de penetración en toda la sociedad, a todos los niveles.

Yo diría que Trujillo fue un hombre privilegiado en cuanto a su memoria porque él conocía a todas las familias de este país y él sabía quienes estaban y quienes no estaban, y por qué y dónde estaba, el talón de Aquiles de cada quien, él sabía, entonces, él daba por ahí.

O sea que, no era fácil, no era fácil. El que no vivió esa época, no se puede imaginar lo que fue el régimen, no se lo puede imaginar”.

Más adelante la Dra. Josefina Padilla contesta una pregunta sobre cómo su militancia democrática afectó a su familia:

“Yo me quedé huérfana muy niña. Mi mamá murió cuando yo tenía 12 años. Yo estuve interna en el colegio, después de que mi mamá murió me internaron a mi hermana y a mí en el colegio. Pero de todas formas, yo vivía de vacaciones cuando yo venía con una tía, hermana de mi madre.  Y esa tía estuvo conmigo hasta que yo me casé. Ella trabajaba en el Estado, vamos a decir, porque ella trabajó en el Banco Central, como secretaria, como simple secretaria y a ella la cancelaron cuando yo entré a la Juventud.

Y a mi papá, que fue un hombre que nunca se metió en nada, que fue un empleado de comercio de Santiago, que era un hombre de una honestidad a toda prueba, a  ese señor lo apresaron y lo metieron en la Torre del Homenaje en una solitaria, desconectado completamente, yo no podía llevarle comida ni mucho menos…..[la comida era pan añejo y agua]. Y fue una represalia porque yo estaba participando en política como opositora al régimen”. 

No hubo más repercusiones en contra de otros miembros de la familia porque la familia era pequeña: Sólo tenía una media hermana y una hermana de padre y madre que no se vieron afectadas. Los otros tíos, quienes no tenían una relación cercana, tampoco se vieron afectados.

Pueden escuchar esta extensa entrevista hecha a la Dra. Josefina Padilla en YoutTube: http://www.youtube.com/watch?v=RU6XDZHFjlU

Dra. Josefina Padilla

Luchadora antitrujillista (Juventud Democrática)

Entrevistada por Pedro De León Concepción el 22 agosto 2006

Archivo General de la Nación - www.agn.gov.do 

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Mecanismos de Trujillo para la represión política:


La “Guardia Universitaria” controlando y espiando a los estudiantes


La Guardia Universitaria fue una asociación estudiantil, que también incluyó a profesores universitarios en sus instancias superiores; se desarrolló en dos etapas: la primera de 1937 hasta mediados de 1946 bajo el nombre de “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”. La segunda, como “Guardia Universitaria Generalísimo Doctor Trujillo” resultado de la reestructuración iniciada en 1958, después de doce años de inactividad. Esta desapareció semanas después de la muerte del dictador en 1961, cuando el presidente Joaquín Balaguer recomendó a Rafael L. Trujillo hijo (Ramfis), la conveniencia de ponerle fin a sus actividades y de esa manera evitar la profundización del descontento estudiantil y a la vez justificar la represión contra los que intentaban formar la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED).

Trujillo contra la autonomía universitaria

Durante los primeros cuatro años de gobierno de Rafael L. Trujillo (1930-1934), los estudiantes universitarios y de las Escuelas Normales mostraron su rechazo a las medidas tomadas por las autoridades educativas en relación al cierre de los planteles, con el aparente propósito de ahorrar los recursos presupuestarios del gobierno. Además, resultaron frustratorias para el sector estudiantil las truncadas conquistas prometidas por los partidos que apoyaron al jefe del Ejército en las elecciones de mayo de 1930, entre ellas la Ley de autonomía universitaria y la Ley de autonomía escolar.

Por el contrario, el Congreso Nacional dispuso que el nombramiento de los rectores y profesores, entre otras iniciativas educativas, fueran atribuciones propias y directas del presidente de la República, modificando las disposiciones que autorizaban al Consejo de Educación y a la Universidad de Santo Domingo (USD), a gestionar de maneras independientes dichas designaciones. Sin embargo, el movimiento estudiantil no pareció amedrentarse y exigió a las autoridades las conquistas prometidas.

Ejemplo del interés de la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU), fue la solicitud hecha al presidente Trujillo, aparecida en el Listín Diario del 6 de enero de 1932, en la que informaban al mandatario que hacía “tres años que la juventud universitaria del país está luchando con convicción y entereza por obtener la Autonomía de la Universidad Nacional” pero “nada ha obtenido hasta hoy está bien inspirada juventud que solamente quiere honra, civilización y gloria para esta patria dominicana”.(1)Pero, como dijimos en el artículo anterior, la respuesta fue una contrarreforma que puso fin a los sueños estudiantiles.

Trujillo tomando el control de la Universidad

Las protestas estudiantiles fueron públicas. En la prensa dominicana están registrados incidentes relacionados con el disgusto estudiantil y las medidas represivas tomadas por las autoridades para contener el descontento. En esos años, el gobierno sometió a la justicia a varios estudiantes; unos llevados a las tenebrosas celdas de la cárcel de Nigua, mientras que otros se implicaron en conspiraciones para dar muerte a Trujillo antes de que lograra reelegirse en las elecciones de 1934.

La actitud estudiantil provocó evidente preocupación en el Partido Dominicano y en el mandatario. Esto indujo que los funcionarios del sector educativo y los servicios de inteligencia iniciaran un proceso para controlar los planteles escolares y las actividades universitarias.

En octubre de 1934, debido a una manipulada solicitud de la Sociedad Amantes de la Luz de Santiago, el claustro universitario otorgó a Trujillo el título de doctor honoris causa, condición convertida en ley del 3 de octubre de 1934. El día 17 el mandatario compareció a la Universidad para ser investido como tal. Desde entonces se vio al mandatario participar en actos de la Academia, a la vez que intentaba ganarse el consentimiento de los estudiantes.

La Universidad no desperdiciaba oportunidad para adular al mandatario exaltando su ego: en diciembre de 1940 la institución lo designó como “catedrático de Economía”. Desde entonces, el gobernante asumió la condición de “doctor” y “catedrático” como si en realidad poseyese los grados conferidos honoríficamente. Mediante el mecanismo de manipulación de la prensa y la escuela, la dictadura logró que en la mente de los dominicanos quedara en el olvido que el gobernante nunca aprobó sus estudios más allá de la Escuela Primaria.(2)

Desde antes de 1937 Trujillo “impuso a la Universidad un homenaje obligatorio a su persona, haciendo desfilar a los estudiantes hasta el palacio del Ejecutivo, a entregarle un pergamino que todos tuvieron que firmar, so pena de perder sus estudios para siempre” haciendo que se matricularan a “cientos de soldados” para imponer la militarización de la academia, y como dice José Almoina, que fue su secretario personal, “convirtiendo a ésta en un cuartel”.(3)

Nace la Guardia Universitaria Presidente Trujillo

La estrategia de los que dirigían la política educativa del régimen de Trujillo y la necesidad de que sirviera como sostén de la dictadura, guardaba relación con la necesidad de tomar el control de la Universidad y de las Escuelas Normales; para eso, se hizo necesario silenciar, obligándolas a dejar de operar, tanto a la Asociación de Estudiantes Normalistas como a la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios, que se mostraron desde temprano disidentes con los planes de la dictadura.

La ANEU desapareció en 1937. En ese mismo año el presidente impuso en la Universidad de Santo Domingo(USD), a la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo” (GUPT), constituida el 4 de marzo. Formalmente esa asociación quedó instalada en un acto que contó con la presencia del hermano del mandatario y jefe del Estado mayor del Ejército Nacional general Héctor B. Trujillo, el 18 de marzo de 1937.

El comandante de la GUPT y principal responsable, lo era “el decano de la Facultad de Cirugía Dental, Dr. José Enrique Aybar; su segundo oficial estaba bajo la responsabilidad del secretario de la Universidad, Max Garrido; su oficialidad secundaria estaba constituida por “estudiantes activos en el Partido Dominicano”.(4)

El 2 de mayo de 1937, durante una ceremonia militar, el presidente declaró que había iniciado “la era de mutua compresión que hará del Cuartel y de la Universidad centros de preparación comunes, en los que se elaborara el porvenir de nuestra patria”.(5)

Una de las primeras medidas de Trujillo, fue hacerse acompañar, a partir del 9 de agosto de una comisión de estudiantes de la GUPT, en un recorrido que los llevó por diferentes localidades del país. La comisión de estudiantes estuvo integrada por Carlos Cornielle, Octavio Subervi, Otilio Álvarez, José Ma. Nouel, Pedro Miguel Hernández, Ulises Vargas, Luis Velazco Columna, Ernesto Vanderlinde, Jacobo Álvarez Albizu y Salvador Aybar Mella.(6)

Propósitos de la Guardia Universitaria

De acuerdo con Max R. Garrido, segundo al mando de la GUPT, esta se creó para propiciar el auge de la Universidad “en la triple expresión de la cultura, la salud y la disciplina”.(7) En un discurso de Trujillo pronunciado en el patio de la Fortaleza Ozama, cede principal militar, en un acto en el que concurrieron miembros del Ejército y de la GUPT, el mandatario destacó la vinculación de la Academia y el Ejercito Nacional, tendiente a incentivar la armonía entre los dos sectores y observó la conveniencia de desear la “unidad de conciencia patriótica”.(7a)

La creación de la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, como entidad integrada por estudiantes—escribió años más tarde Max R. Garrido—señala una importante evolución en la función social de la Universidad. (…). La Guardia Universitaria es en sí una orientación nueva y de ahora en lo adelante, la ciencia aprendida en la Universidad, va a echar arraigos en la conciencia robustecida por la común responsabilidad ante la historia y en la solidaridad que crea la educación militar en los jóvenes universitarios”.(8)

Es en el texto de Max R. Garrido, que lleva por título “La Guardia Universitaria “Presidente Trujillo”, publicado en 1941, donde quedan registrados los propósitos de esa estructura paramilitar con sede central en la Universidad de Santo Domingo, que perseguía conservar la disciplina entre los estudiantes y contrarrestar “los intentos de falseamiento de las ansias renovadoras”, para de esa forma—dice el texto citado—“imponerse a la fanfarronería disociadora de algún catedrático equivocado, hasta solicitar y obtener su expulsión del claustro; reaccionar vigorosamente hasta frustrar, contra los intentos de quienes, dentro de las aulas o fuera de ellas, pretendieron tomarla como instrumento para sus viles pretensiones políticas y sus pasiones innobles (…) imponiendo el orden y la compostura con el amoroso respeto y la notoria austeridad que llena el pecho de la juventud cuando se le encomienda funciones mayores”.(9)

De esa manera, a todas luces confesadas sin disimulos por el referido oficial de la GUPT y tal y como lo apunta el historiador francés Lauro Capdevila, los “estudiantes y profesores informan acerca de lo que dice y piensa cada cual, marchan al paso para intimidar a sus compañeros y organizan los actos de provocación y puestas en escenas imaginadas en las altas esferas. Por esta razón, la Guardia Universitaria desempeña el papel de una organización-modelo para el poder”.(10)

Reglamentos para una Guardia trujillista

La Guardia Universitaria fue creada sin contar con una reglamentación que normara su funcionamiento. Por esa razón, en principios se intentó copiar de las prácticas militares comunes en el Ejército. Se hicieron consultas buscando la aprobación de las instancias militares para la readecuación de una con las normas de la otra. La recomendación que pareció primar fue la de mantener la asociación desvinculada orgánicamente de la estructura militar, aunque siempre se tuvo el interés de mostrar las relaciones entre las dos instancias, dotando a la Guardia Universitaria de banderines, insignias, sables, y uniformes para hacerla aparecer como una institución militar.

En el interés de dotar la GUPT de un reglamento, el odontólogo y profesor de la Universidad José Enrique Aybar convocó una asamblea general de miembros, el 19 de agosto de 1938, con la presencia de unos doscientos estudiantes. En la reunión se dio lectura al “reglamento interior de la Guardia Presidente Trujillo”, definida como una institución “reconocida por el Benefactor de la patria con carácter semi-militar”. En otro de los artículos, se dejó establecida la estructura de la agrupación, de carácter semejante a la militar, y se aprobaron los oficiales responsables, agrupados bajo la denominación de “la plana mayor”:

Las principales responsabilidades la tenían el mayor comandante Dr. José Enrique Aybar; el capitán de leyes Max R. Garrido; capitán ayudante Homero Henríquez; primeros tenientes: Rodolfo Bonetti Burgos, Otilio Álvarez V., Máximo Lloverías Martí, José María Nouel Simpson, Ulises Vargas, Federico C. Aybar. Segundos tenientes: Carlos Cornielle, M. Columna Velasco, Alfredo Mere, Héctor Rafael Goico, Luis Oliva y Rogelio Mañón.

Los demás miembros integrantes de la GUPT fueron nombrados con rangos de cadetes. Esta estructura, tal y como lo refiere el historiador Eliades Acosta en su libro sobre los documentos de la dictadura de Trujillo, fue comunicada al general Héctor B. Trujillo Molina, quien era jefe del estado mayor del Ejército.(11)La GUPT, actuaba en combinación con los militares y desfilaba al lado del Ejército cuando se realizaban las paradas militares que eran de interés del dictador.

Una agrupación con funciones paramilitares

Aunque Max R. Garrido, capitán de leyes de la GUPT, quiso encubrir la condición de organización paramilitar, diciendo que en ella se ingresaba de manera espontánea y que no existían vínculos reglamentarios entre la agrupación y el Ejercito, “ni los reglamentos del Ejercito, ni los estatutos de esta agrupación, contienen disposición alguna en que se establezcan vínculos o sujeción militar de la una al otro”.(12)

La verdad que era publica su función como organismo paramilitar, y de esa forma actuaba cuando era necesario hacerlo, pues gozaba—dice el mismo Garrido—“de prerrogativas militares cuando actúa como tal”, aunque él prefería identificarla como una organización “semi militar”, asociado “al Ejercito como escuela de pundonor y de responsabilidad, porque palpa los felices resultados que la influencia de la escuela de las armas tiene sobre el individuo”.(13)

Los miembros de la GUPT recibían salarios.

Los miembros de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo recibían salarios provenientes de los fondos del Partido Dominicano. Esa condición incidía en el interés de muchos estudiantes, que encontraban atractivo mantenerse en la nómina de la agrupación. El salario entregado era un anzuelo para el reclutamiento y compromiso de sus integrantes, obligados a mantener informados a los organismos de inteligencia del Partido y del Ejército de todos los sucesos ocurridos en el ámbito universitario. Otra modalidad, para motivar el ingreso de los estudiantes a la GUPT, era la de ofertarles nombramientos como empleados en la administración pública:

El “Benefactor de la Patria—dice el capitán Garrido—no se ha limitado a darles un mero amparo traducido en favoritismo, sino que, aprovechando su entusiasmo y el valioso ofrecimiento de su cooperación, los ha utilizado, preferentemente, en los servicios públicos que puedan ser puestos al alcance de su capacidad”.

Por esa amorosa protección—sigue diciendo Garrido—“el estudiante dominicano ha entrado de lleno en el gobierno, y así lo hemos visto actuar, dentro de los servicios afines a su inclinación y en armonía con los estudios que realiza, dirigiendo brigadas sanitarias y dispensarios médicos, sirviendo como inspectores de sanidad, maestros e inspectores de enseñanza, secretarios de juzgados y cortes; inspectores de Rentas Internas, interpretes, directores y auxiliares de oficinas públicas administrativas; ayudantes de los diversos servicios de Obras Públicas, directores de bibliotecas y de archivos, contables departamentales, y en una serie de cargos que escapan a nuestro recuento”.(14)

Aumentando el ego del dictador

A través de toda su historia, tanto en el primer período de existencia (1937-1946), como en el segundo (1958-1961), la Guardia Universitaria sirvió para organizar y promover la exaltación del nombre y la imagen del dictador y sus más cercanos familiares, participando en desfiles, haciendo ofrendas florales en honor del padre, de la madre, y de los hijos del dictador; celebrando las fechas memorables relacionadas con sus natalicios; promoviendo a Trujillo en las campañas reeleccionistas y rindiéndole culto a su personalidad. Estas actividades, eran casi siempre sugeridas por el propio gobernante, quien luego se encargaba de destacar las iniciativas de la GUPT, como sucedió en la inauguración de la plaza de Bani al momento de ser designado, en mayo de 1937, con el nombre Parque José Trujillo Valdez. En esa ocasión, Trujillo dijo entre otras cosas:

Es para mí honroso, y no tengo inconveniente en declararlo, ver como esta Guardia Universitaria, formada junto a vosotros en esta fecha memorable, inicia en el país, la era de mutua comprensión que hará del Cuartel y de la Universidad centros de preparación comunes en los cuales se elaborara el porvenir de nuestra patria”.

Entre las actividades de exaltación del sátrapa, una de las primeras en ser organizadas se hizo con el propósito de rendir homenaje a Ramfis Trujillo el 18 de octubre de 1937, cuando este acababa de cumplir los ocho años de edad y ostentaba la condición de coronel honorario del Ejército. El día 28 de octubre, fecha relacionada con la fundación de la Universidad, la Guardia aprovechó para entregar al hijo del dictador un diploma que lo acreditaba como coronely el día 27 de agosto de 1938, la GUPT hizo también presencia cuando al coronel Trujillo Martínez fue ascendido al grado de General de Brigada del Ejército, mediante decreto número 16 del Poder Ejecutivo y firmado por su padre el 26 de agosto del referido año.(15)




La Guardia contra el doctor Herberto Pieter

Desde los primeros días de instalada, la Guardia Universitaria impuso el terror y la persecución contra estudiantes y profesores, haciendo que los primeros se inscribieran en la organización de manera compulsiva y vigilando las opiniones expresadas por los académicos en las aulas, para de esa forma evitar que utilizaran un lenguaje de crítica y censura a la política de Trujillo.

Una de las primeras acciones represivas de la GUPT contra profesores de la USD, se ejecutó sobre la persona del doctor Heriberto Pieter, destacado profesor de la Universidad. En junio de 1937, cuando el académico participaba en un acto de graduación “pronunció palabras dirigidas a deslustrar la brillantez de aquel acto”, que la directiva de la Guardia desaprobó públicamente, por considerar sus palabras como “injustificable e incongruente actitud universitaria, impropia de quien ostenta en aquella ceremonia, la doble calidad de padrino de dos graduandos y de profesor”.

Al parecer, la expresión del doctor Heriberto Pieter guardó relación con lo que Luis F. Mejía relató años después en su libro de Lilís a Trujillo. Al parecer el doctor Pieter se refirió a los vistosos uniformes militares formados por chaquetas negras y pantalones blancos, utilizados por los miembros de la Guardia Universitaria en el referido acto. A decir de F. Mejía, en “una ocasión uno de los más reputados catedráticos de la Facultad de Medicina hizo notar que esos flamantes uniformes eran propios de los cuarteles de Hitler y no de las aulas universitarias. El dentista Aybar—jefe de la Guardia Universitaria—enterado del caso, increpó insolentemente al sabio profesor, quien fue ese mismo día destituido” como profesor de la Universidad.(16)

La opinión del doctor Heriberto Pieter causó “indignación en el seno de esta asociación”—dijeron los jefes de la GUPT—haciendo que la plana mayor se reuniera e hiciera publicar en la prensa una amonestación contra el médico dominicano. La declaración contra el doctor Pieter estaba firmada por Homero Henríquez, como presidente de la GUPT; Rafael D. Santana S., vicepresidente; Ricardo A. Mejía P., Tesorero; M. C. Peña Morros, vicepresidente; N. Otilio Álvarez V., secretario; Fernando A. Amiama Tió, secretario; Radhames Hungría, secretario; Homero Hernández, secretario, y José Sanz Lajara, sub subtesorero.(17)

Otra acción de persecución de la Guardia a un profesor de la USD, fue la ejercida contra el Dr. Francisco Benzo, quien también era funcionario del gobierno. La GUPT recomendó su expulsión de la Academia en 1940; además, fue destituido de su cargo como Secretario de Sanidad “por haberse ido de la lengua”. Por igual y por esas mismas razones, la Guardia exigió su renuncia como profesor de la Universidad.(18)

El poeta Pedro Mir expulsado de la GUPT

El 7 de septiembre de 1938, Pedro Julio Mir Valentín, estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad, fue expulsado de la Guardia Universitaria junto a un grupo de compañeros, por haber remitido una carta a Trujillo comentando detalles relacionados con la organización de la agrupación estudiantil oficialista. Por la reacción de los jefes de la GUPT, se puede entender que lo expresado por Pedro Mir y demás firmantes de la carta molestó al mandatario. Los remitentes cuestionaron que en la dirección de la agrupación estudiantil participarán personas que no eran estudiantes.

Trujillo contestó a los firmantes en una carta publicada en el Listín Diario del 10 de septiembre, manifestándole que él—Trujillo—no intervendrá en los asuntos organizativos de la Guardia Universitaria y que estaba en disposición de retirar su autorización para que la asociación no llevara su nombre “si ella pudiera ser instrumento para inoportunas maniobras políticas tendentes a deslustrar o monopolizar las iniciativas o las actuaciones de la juventud”.

De manera coincidente, el día en que apareció publicada la carta de Trujillo en el Listín Diario, el mandatario participó como figura central en un acto académico celebrado en la Universidad, mientras que en la misma página del referido periódico, la Guardia Universitaria anunció la expulsión de Pedro Mir y sus compañeros.(19)

Entre los estudiantes cancelados como guardias universitarios, además de Pedro Mir, se encontraban los bachilleres Homero Henríquez, Rafael D. Santana y Santana, Federico Aybar C., José Rijo, y Antonio Martínez Ramírez. La decisión de la Guardia Universitaria para la expulsión se tomó el 9 de septiembre de 1938, acusándolos de “haber cometido faltas graves y por haber violado deslealmente los reglamentos que habían jurados”.(20)

Después de la expulsión, al poeta Pedro Mir se le mantuvo vigilado y considerado como uno de los “desafectos” del régimen y aunque se le permitió graduarse de abogado, años después se le ubicó entre los simpatizantes del Partido Socialista Popular(PSP). En 1947 Mir salió del país hacia al exilio, integrándose de inmediato a las luchas contra la dictadura.

Una Guardia con funciones de Partido

la Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, bajo la orientación de José Enrique Aybar, se expandió en acción transformadora en “Partido Trujillista”, que pretendió ser una estructura cobijada a lo interno del Partido Dominicano, aunque no parecieron estar claros los vínculos entre las dos agrupaciones. La fundación de ese partido, que no eliminó la GUPT, aconteció el 14 de octubre de 1940, y anunciada formalmente en un acto celebrado en el Parque Colón la noche del 14 de noviembre. En la manifestación, con la presencia de los máximos dirigentes de la agrupación estudiantil, se observó que en esta solo tendrían cabidas los que de “manera voluntaria y espontánea” se sometieran a una rígida “depuración para determinar la condición de honestidad política y la probada lealtad a la persona de Trujillo.(21)Como una forma de mostrar su agrado por la iniciativa de la Guardia Universitaria, el presidente de la República se inscribió en esta en diciembre del mismo año.

El propósito de la nueva organización política, que parecía desmentir la existencia de un partido único, era con la finalidad de—decía su mentor político—cooperar en la depuración y en la reeducación política del pueblo dominicano”.(22)

Para dejar establecido de manera pública que el Partido Trujillista era dependencia directa de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo, su plana mayor anunció que en sus funciones de Junta Superior Directiva del Partido Trujillista, tomó la iniciativa de conocer la exposición del catedrático José Enrique Aybar “en acatamiento de las normas que rigen el recién creado Partido” y de esa manera determinar si tenía méritos suficientes para ser miembro de esa organización.(23)

De acuerdo a Luis F. Mejía, “Solo la flor y nata del Partido Dominicano estaba llamada a integrarlo”, pero para esto era necesario solicitar al Consejo Superior Directivo el ingreso a la agrupación y estar dispuesto a enunciar “sus méritos, devoción ilimitada por el jefe, los servicios prestados a la causa trujillista. Examinado todo meticulosamente, se acepta o se rechaza al impetrante.(24)Aunque el PT tuvo corta vida y se sintió un cierto recelo en el Partido Dominicano, se puso de moda motivar a los oposicionistas tenidos como “desafectos” para que buscaran el amparo de esa organización y así evitar ser víctimas de la represión del régimen; pero realmente lo que se perseguía era “ponerlos en la picota, declarándolos indignos del honor solicitado y desacreditándolos ante el pueblo oprimido que puso en ellos alguna esperanza”.(25)

El Partido Trujillista, en su efímera existencia, no debió de pasar de 1941. Sus dirigentes continuaron concentrados en las actividades de la Universidad, lugar donde se sentía un tímido despertar de resistencia contra la política de Trujillo.

Resistencia estudiantil contra la “Guardia”

Los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo estaban obligados a ingresar a la Guardia Universitaria. De no hacerlo se arriesgaban a que se les impidiera la matriculación. Después de un tiempo, muchos de los bachilleres disidentes comenzaron a usar como táctica de sobrevivencia inscribirse en la GUPT aunque se tuvieran ideas y sentimientos contrarios a la política de Trujillo. Pertenecer a la Guardia era una forma de ocultar los verdaderos intereses políticos y así evitar la represión. Muchas conciencias “libres se ocultan bajo esos denigrantes uniformes—dice Luis F. Mejía—en espera de hora propicia, pues el disimulo es la forma de resistencia de los débiles.(26)

Sin embargo, esto no siempre era suficiente para evitar la envestida de los servicios de espionajes instalados en la Universidad, pues los líderes de la GUPT sabían y así lo expresaban, que el estudiante universitario era “impulsivo, reaccionario, orgulloso, terco a veces, obstinado siempre, noble en el fondo, invencible en sus aspiraciones y propósitos”.(27) Por esa razón, Max R. Garrido, oficial de leyes de la GUPT, alertaba en el interés de que sus actividades y su cooperación tenían que estar siempre bajo vigilancia:

Estimulado en su natural propensión a las explosiones de entusiasmo y a toda clase de aventuras, unas veces por propósitos tendenciosos o utilitaristas y otras por reacción o como deseo de participar anticipadamente en la vida social de su pueblo, su cooperación debe ser siempre objeto de preferente atención y delicado estudio para que no lo desvirtúen ni adulteren corrientes malsanas de opinión, ni contrarias tendencias a los vitales intereses de la patria.”(28)

La Viuda de Padillas”: el teatro contra Trujillo

El régimen aprovechaba todas las actividades públicas para promover las bondades del mandatario y las realizaciones de su gobierno. Todo, absolutamente todo, se le quería hacer creer al pueblo, era el resultado de la decisión y mandato de Trujillo. Al acercarse la fecha del primer centenario de la República en febrero de 1844, el gobierno activó los mecanismos de propaganda para celebrar dicha fecha, en la que el dictador sobresalía como el “padre de la patria nueva”. La Guardia Universitaria, como era lógico suponer, tomó bajo responsabilidad los actos de los estudiantes de la USD. Pero, al parecer, desconocía que en la Academia se iba asentando de manera secreta un sector estudiantil que rechazaba la política trujillista.

La noche del 23 de febrero de 1944, en un acto que contó con la presencia de la primera dama María Martínez de Trujillo, su hija Flor de Oro Trujillo, así como diplomáticos y funcionarios el Teatro Universitario presentó en la ruina de San Francisco la obra teatral “La viuda de Padilla”, basada en la “tragedia original del poeta español Francisco Martínez de la Rosa”.

El periódico La Nación dejó expresamente reseñado, que la “organización del espectáculo, en cuanto se relaciona con el orden del mismo, la comodidad del público (…), estuvo a cargo de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo”.(29)

La presentación de la obra era un discreto atrevimiento de algunos profesores y estudiantes, que la seleccionaron para ser llevada a la tabla a sabiendas de que en 1844, durante la lucha de Juan Pablo Duarte y La Trinitaria, “La viuda de Padilla” había sido utilizada por La Filantrópica para exaltar los ánimos libertarios contra la opresión del gobierno haitiano.

Tal vez por esa razón, la joven Angélica Aybar Nicolás, en función de presentadora del grupo de teatro, al dirigirse al público “explicó en acertadas palabras, dichas con profundo sentido, tanto el significado artístico cultural del Teatro Universitario, como las razones históricas que sobre cualesquiera otras pesaron en el ánimo de los universitarios para elegir precisamente “La Viuda de Padilla” como obra que sirviese al conjunto dramático de la Universidad para su primera actuación pública”.(30)

De aquel acontecimiento y del impacto que tuvo sobre el público reunido en la ruina de San Francisco, dice Jesús de Galindez en su obra La Era de Trujillo (1956), que las raíces de la agitación estudiantil en la Universidad tuvo su origen en la presentación de “la viuda de Padilla” en 1944:

Cuando el Vicerrector Lic. Bonilla Atiles agrupó unos cuantos muchachos y muchachas para representar el drama “La viuda de Padilla” como aportación universitaria a las fiestas; es un drama español que alaba la rebeldía de los Comuneros castellanos contra el nuevo régimen absolutista del Emperador Carlos V, y pese a su flojera literaria tiene varias expresiones en defensa de la libertad; los trinitarios de Duarte lo utilizaron antes de 1844 como símbolo de su lucha clandestina contra la ocupación, y a Bonilla se le ocurrió aprovechar el pretexto de esta recordación histórica dominicana para repetir la protesta simbólica contra el régimen actual”.(31)

En la presentación de la obra tuvo papel protagónico la estudiante Josefina Padilla Deschamps, pues ella fue la responsable de interpretar “la viuda de Padilla”, lo que fue destacado por el periódico La Nación al decir que la joven estudiante de medicina “realizó una admirable interpretación del difícil papel de La Viuda de Padilla”. Junto a Padilla Deschamps, también tuvo destacada participación quien años después sería su esposo, el estudiante de derecho Rafael Augusto Sánchez Sanlley. Ambos, en sus papeles principales, arrancaron aplausos “en una emocionante escena con la cual hizo su presentación el Teatro universitario”.

Las autoridades no sospecharon el simbolismo—narra Galindez en su libro—pero aquel grupo de estudiantes floreció en una serie de círculos de estudio espontáneos, que poco a poco se fueron transformando en la organización clandestina en parte descubierta por la policía en el verano de 1945, y más tarde en la organización política “Juventud Democrática”.(32)

Los estudiantes y la Juventud Democrática

La expresión de Max R. Garrido de que se debía de evitar que se “desvirtúen ni adulteren” a los estudiantes con “corrientes malsanas de opinión”, parece guardar relación con la presencia de varios miles de inmigrantes españoles republicanos y comunistas y de otras ideologías, a los que se les permitió ingresar al país desde principios de los años cuarenta. Desde temprano los organismos de seguridad comenzaron a seguir las actividades de los recién llegados por entender, como dice el historiador Roberto Cassá, que muchos de ellos eran “portadores de ideas extrañas y peligrosas”.(33)

Coincidente con el ingreso de los inmigrantes y la influencia que van a tener en la sociedad dominicana, un grupo selecto de estos ingresó a la Universidad de Santo Domingo como profesores, y en el marco de lo que fue una falsa apertura política en el período 1940-1947, Trujillo se empeñó en proyectar una supuesta democratización del gobierno. Surgieron organizaciones de izquierda, siendo el Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD), la primera agrupación en aparecer en 1943. Vinculado al PDRD, surgió en 1944 la Juventud Revolucionaria que a partir de 1946 pasó a llamarse Juventud Democrática, formada principalmente por estudiantes universitarios y normalistas.

La Juventud Democrática se convirtió en la contraparte independiente del movimiento juvenil y “luchaba por un régimen democrático progresista, la independencia económica, el bienestar popular, contra los especuladores y usureros, así como por una reforma universitaria que facilitara el ingreso de los pobres a la Universidad”.(34) También expresaba el interés de la creación de una federación de estudiantes alejadas de la manipulación y control de las autoridades universitarias y del gobierno.

Josefina Padilla Deschamps en Juventud Democrática

Entre los muchos miembros de la Juventud Democrática se destacaron los estudiantes Manuel Mena Blonda, Virgilio Díaz Grullón, Carmen Natalia, Silvia Padilla Deschamps, Bolívar Kundhart, Rafael Reyes Valdez y Josefina Deschamps. Esta última, aun perteneciendo a la Guardia Universitaria mantenía una discreta relación con la Juventud Revolucionaria desde 1944, por lo que era mantenida bajo vigilancia por los espías de la GUPT. Posteriormente, en 1946, Josefina Padilla se destacó como la representación femenina en el comité central de la Juventud Democrática.(35)

Juan José Cruz, que fue miembro de la Juventud Democrática y escribió la memoria de esa organización en un libro que tituló Bajo la barbarie (1997), hace referencia a las actividades de las hermanas Deschamps, Carmen Natalia y otros estudiantes en los tiempos que públicamente enfrentaban al régimen de Trujillo, y hace referencia al tipo de actividades que desarrollaban en las calles de la ciudad de Santo Domingo en 1946:

Propaganda, mítines y ventas de periódicos (aunque no era mandatario hacerlo públicamente pero que si lo hicimos también en ocasiones), actividades estas que aceran las voluntades y compenetran los compañeros que corren los mismos riesgos. En estas faenas de ventas de periódicos en las calles veo en mi memoria a Rafael Valera (Fefé ), Vinicio Echavarría, Rafael Mieses Peguero (Cocuyo) y otros compañeros universitarios o normalistas, catalizados generalmente por Carmen Natalia Martínez B.

Recuerdo esas para mi extrañas acciones (porque en las calles nunca se sabía lo que podía ocurrir), las realizadas junto a Carlos Lizardo y /o Josefina Padilla Deschamps y su hermana Silvia (…). Josefina Padilla—dice Juan José Cruz—era la representación femenina en el Comité Central y pionera por tanto entre las que asumieron la responsabilidad de enfrentar la maquinaria trujillista cara a cara”.(36)

Las actividades de la Juventud Democrática, que surgió de manera pública en 1946, estuvieron vinculadas a la agrupación comunista conocida como PSP, que acosada por la persecución política del gobierno terminó cesando en sus actividades en 1947. Varios de los líderes del PSP y de la JD, apresados y llevados a la cárcel terminaron alejados, por lo menos de manera pública, de las actividades políticas. Otros salieron al exilio, mientras que algunos, entre ellos Josefina Padilla Deschamps, simularon arrepentimiento a la espera de nuevas oportunidades libertarias.(37)

La Juventud Democrática derrotó la GUPT

Aunque no existe una documentación que explique las razones de la desaparición de la Guardia Universitaria, es muy posible que ese hecho guarde relación con su imposibilidad de contener el avance del movimiento estudiantil independiente y la presencia de la Juventud Democrática en la Universidad, lo que de seguro irritó al dictador y lo llevó a perder la confianza en quienes habían dirigido la GUPT desde 1937.

Resulta sintomático el hecho de que en febrero de 1946 fuera celebrado un acto importante en la Universidad en “homenaje de lealtad y gratitud de los estudiantes universitarios al generalísimo Trujillo Molina”,(38) y que en el periódico La Nación, en la larga reseña del mismo, no apareciera registrara ninguna referencia relacionada con la GUPT. Esto puede entenderse como reflejo de la situación por la que pasaba esa agrupación oficialista ante los principales del régimen.

En el referido evento, fueron otros nombres los que aparecieron en las crónicas periodísticas. Entre los oradores se encontraban Rafael Molina Ureña “portavoz de la Facultad de Derecho”; Félix Jiménez Herrera, de Medicina; José Antonio Acevedo Alfau y otros estudiantes universitarios. Todos hicieron fervientes llamados para que la juventud universitaria apoyara la reelección de Trujillo en las elecciones de 1947.

Posiblemente la última acción de la Guardia Universitaria, antes de desaparecer a mediados de 1946, guarda relación con la acción ejecutada contra el vicerrector de la USD, el doctor José Antonio Bonilla Atiles.

La Guardia contra Bonilla Atiles

El 21 de febrero de 1946 el vicerrector José Antonio Bonilla Atiles, aunque aparece firmando un comunicado de la Universidad convocando a una asamblea de profesionales, renunció en esa fecha al Comité Patrocinador de la Asamblea de Profesionales de todo el país convocados con el propósito expreso de pedir la reelección de Trujillo para el período 1947-1952. En aquella ocasión, Bonilla Atiles expresó en un artículo aparecido en el periódico La Opinión del 21 de febrero, que él no compartía “el criterio de que nuestro país cuente con un solo hombre, con el presidente Trujillo, para dirigir los destinos. Desgraciado el país que solo cuente con jun hombre por grande que este sea”.(39)

La declaración provocó de inmediato una campaña de prensa y represión política que llevó al vicerrector universitario a abandonar sus funciones en la Universidad y a tener que salir del país. Desde el extranjero tomó parte en las luchas contra la política de la dictadura.

Muestra de que la GUPT había perdido el control de los estudiantes de la Universidad, fue el apoyo público dado al funcionario universitario por un grupo de estudiantes vinculados a la Juventud Democrática, mientras que la respuesta de la Guardia Universitaria fue la concentración de unos 2000 estudiantes reunidos el 13 de marzo “para rendir homenaje a Trujillo bajo la dirección de la Guardia Universitaria”.(40)

Las actividades de la Juventud Revolucionaria primero y a partir de 1944 las desarrolladas por la Juventud Democrática pusieron en graves aprietos a los líderes de la Guardia Universitaria y a los organismos de seguridad instalados en el alto centro de estudios, pues estos no estuvieron en capacidad de detectar hasta 1945, las actividades que los jóvenes antitrujillistas desarrollaban ante sus ojos. La GUPT se mostró incapacitada para cumplir con las responsabilidades represivas y de control asignado por el régimen, lo que de seguro incidió para su desaparición del ámbito universitario.

Las actividades clandestinas y públicas de la Juventud Democrática y el incidente relacionado con el vicerrector Bonilla Atiles, evidenció que la Guardia Universitaria ya no estaba en condiciones de mantener el dominio oficial sobre los estudiantes, desapareciendo a mediados de 1946. Doce años después, el 4 de febrero de 1958, reapareció con la instrucción de contener la disidencia del movimiento estudiantil; pero de esa etapa hablaremos en el próximo y último artículo sobre la existencia de ese mecanismo de control y caliesaje contra los estudiantes universitarios.

(NOTAS BIBLIOGRAFICAS: (1) Listín Diario, 6 de enero 1932; (2) Véase a Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. (1956). Santo Domingo, Libros y Servicios, 1975, p. 173 y Emilio Rodríguez Demoriz, Cronología de Trujillo. Ciudad Trujillo, Colección Trujillo, t. I, p. 132; (3) José Almoina. Una Satrapía en el Caribe. (1950). Santo Domingo, Letra Grafica, 2007, pp.55-56; (4) Jesús de Galíndez, ob. cit., p. 173; (5) Lauro Capdevila, La dictadura de Trujillo: República Dominicana 1930-1961. (1998). Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2010. pp. 71-72; (6) Listín Diario, 10 de agosto de 1937; (7) Max R. Garrido, La Guardia Universitaria Presidente Trujillo. Ciudad Trujillo, Imprenta Cosmopolita, 1941, p. 6; (7ª) Listín Diario, 4 de mayo 1937; (8) Max R. Garrido, ob. cit., p. 8; (9) Ob. cit., p. 19; (10) Lauro Capdevila, ob. cit., p. 72; (11) Eliades Acosta, Documentos de la dictadura de Trujillo. T.1, vol.I. Santo Domingo, AGN, 2012, p;. 280, 281; (12) Max R. Garrido, ob. cit., p. 12, 13; (13) Ob. cit., p. 11; (14) Ob. cit., p. 13; (15) Listín Diario, del 18 de octubre de 1937 y del 27 de agosto de 1938; (16) Luis F. Mejía, De Lilís a Trujillo. (1944). Santo Domingo, Sociedad de Bibliófilos, 2011, p. 340; (17) Listín Diario, 18 de junio 1937; (18) Jesús de Galíndez, ob. cit., p. 173; (19) Listín Diario, 10 de septiembre de 1938. También en E.R. Demorizi, ob. cit., p. 228; (20) Listín Diario, 10 de septiembre 1938; (21) Max R. Garrido, ob. cit., ; (22) E.R. Demorizi, ob. cit., t. I, p. 290; (23) Listín Diario, 18 de noviembre de 1940; (24) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 337; (25) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 337P. 337; (26) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 340; (27) Max R. Garrido, ob. cit., p.10; (28) Ob. cit., p. 10; (29) La Nación, 25 de febrero 1944; (30) La Nación, 25 de febrero 1944; (31) Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. Santo Domingo, Letra Grafica, 1999, p.226; (32) Ob. cit.; (33) Roberto Cassá “Incidencia política de los republicanos españoles en República Dominicana”. En: El exilio republicano español, p.115; (34) Véase Alejandro Paulino Ramos, “Luchas políticas durante la primera mitad de la dictadura de Trujillo”. En: Academia Dominicana de la Historia, Historia general del pueblo dominicano. Santo Domingo, 2015, Vol. 5, , p.257; (35) Juan J. Cruz Segura, Bajo la Barbarie: la Juventud Democrática clandestina (1947-1959). Santo Domingo, Taller, 1997, p. 32; (36) Ob. cit., p. 34; (37) Luis Gómez, “La resistencia a la tiranía trujillista”. En: Academia Dominicana de la Historia, Historia general del pueblo dominicano. Santo Domingo, 2015. Vol. 5, p. 638; (38) La Nación, 2 de febrero 1946; (39) La Opinión, 21 de febrero de 1946; (40) La Nación, 13 de marzo de 1946 y a Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. (1956). Santo Domingo, Libros y Servicios, 1975, p. 173). 











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LA CONJURA DE LOS SARGENTOS:


EL CASO RAIMUNDO CUEVAS SENA Y DALMIRO ONEIL ADAMES MOQUETE
Por: Alex Ferreras

En agosto de 1959, como se sabe, se formó un movimiento militar subversivo para eliminar físicamente al tirano Trujillo. Es el único de esa magnitud que se conozca en la historia de la aviación militar en la R. D. Según registra en su diario personal y privado, el Sr. César Saillant, antiguo secretario particular del Gral. Ramfis Trujillo (en ese entonces, jefe de la Aviación Militar Dominicana), los protagonistas del complot fueron alistados, en su mayoría sargentos y asimilados del área de mantenimiento de esa institución. Tales declaraciones inéditas las ofreció el reputado historiador Lic. Bernardo Vega en el desaparecido programa de documentales históricos Somos así y así somos,en la década de los ’90. La fuente que sirvió al Sr. Saillant para sus aseveraciones fue un delator asimilado de nombre Alejandro Vásquez Franco, ascendido poco después a oficial por sus servicios, y que luego huyó del país tan pronto ajustician al tirano. A juzgar por los asertos del secretario, es obvio que, contrario a como han pretendido ciertos investigadores sobre la trama, también tomaron parte en ella soldados de menor rango, o sea, que el número de conjurados no se restringió única y exclusivamente a sargentos, y dentro de estos, de manera selectiva, a algunos, por razones que distan del rigor de la verdad histórica en torno al acontecimiento. De ahí el porqué aparezcan ex cabos del área del mantenimiento dando testimonios en el documental sobre su participación en la misma. Ciertamente, la Conjura de los Sargentos empezó a ser ideada en los cursos de entrenamiento que los suboficiales dominicanos tomaron por más de seis meses en la Base Aérea de Bluefield en Panamá, para derrocar el régimen de Trujillo.

Los planes subversivos concretos del Complot de los Sargentos consistían fundamentalmente en introducir trozos de metales y otras sustancias en los tanques de gasolina y en las turbinas de los aviones de la Base Aérea de San Isidro para inhabilitar su poderío aéreo. El sabotaje se extendería por igual a la explosión del edificio que alojaba el Club para Oficiales de la Fuerza Aérea, donde se celebraría un cumpleaños de la Sra. Angelita Trujillo, y en el cual se daría cita toda la familia del tirano. Los conjurados trazaron un programa político de diez puntos, a ser implementados inmediatamente muerto Trujillo, que fueron resumidos por el sargento mayor Ramón Soriano Mena, en tres puntos: 1) Ninguno de los involucrados debe aceptar cargos de ninguna índole; 2) No transigir hasta no tener un gobierno civilmente constituido; y 3) No permitir que se nos juzgue ni como héroes ni como mártires, sino como ciudadanos comunes que se han arriesgado a liberar un país.

Algunos de los suboficiales tuvieron en su haber experiencia de estudios técnicos, además de los cursos de entrenamiento en Bluefield, en la Base Aérea de Capfield, Illinois, EE. UU. El tiempo que transcurrieron en el extranjero fue suficiente para que valoraran la gran diferencia que existe entre lo que fue vivir bajo un régimen de fuerzas y otro de derecho. El movimiento vendría a ser el cuarto en línea de una serie de desencadenantes que tuvieron como objetivo fundamental el derrocamiento de la tiranía trujillista, y tendrían como antecedentes, las expediciones de Cayo Confites, en 1947, la de Luperón, en 1949, seguidas por la de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en junio de 1959; y dos meses más tarde, esto es, en agosto de 1959, por la citada trama de la base de San Isidro, para luego terminar con éxito en el ajusticiamiento del tirano en mayo de 1961.

Como se ha señalado, la decisión fundamental de los alistados y asimilados conjurados era rebelarse en contra del estado de cosas en aquellos entonces, salvo excepciones en que, como fue el caso particular del sargento mayor Raimundo Cuevas Sena, de Jaragua, se enroló por igual en el movimiento por haber sido injustamente degradado en su carrera militar, entre otras razones de orden menor. Un error en el aterrizaje, mientras tomaba prácticas de vuelo en la Base Aérea de San Isidro--, por una causa que no tuvo esa vez otro origen, sino estrictamente clasista --, le costó su carrera de cadete; y no menos, por los esbirros del régimen haber desaparecido un primo suyo, Leocadio Ferreras Méndez – a – Leó, poco después de ingresar a la institución mejor preparada que tenía las FF. AA en aquella época. Igualmente, por motivos de índole clasista, así como de orden personal, su participación en la conjura será obviada, justo medio siglo más tarde, en una investigación dada a conocer recientemente, en otro programa televisivo de temática parecida al de Somos así y así somos.

Somos así. . ., conducido por la periodista Margarita Cornelio, trasmitido por el desaparecido canal Rahintel, también dio a conocer los testimonios vivos de una parte de los actores de La Conjura de los Sargentos mediante entrevistas directas. Entre los sobrevivientes cabe mencionar al sargento mayor Soriano Mena, el ex cabo Guillermo Hernández Espaillat (encargado de un pequeño cuartel en la Base Aérea de San Isidro) y los técnicos de radio, sargento mayor Cuevas Sena y el ex cabo Herminio Grullón. De la veracidad histórica del documental dio fe el historiador Vega, apoyado en las informaciones de algunas páginas fotocopiadas que consiguiera del diario personal y privado del Sr. Saillant, exiliado en los EE. UU. tan pronto desaparece Trujillo. Dichas páginas fueron escritas entre finales de 1961 e inicios de 1962, lo que indica que el otrora secretario de Ramfis Trujillo, según puntualiza el Lic. Vega, aún guardaba bien frescos en su memoria el hecho que relatara. El programa de la Sra. Cornelio, diferente a otro actual, con características similares, tenía secciones que, como “Notas al margen” y dentro de ella, la sub sección “Lo que usted debe recordar en ‘Notas al margen’ ”, situaban el valor histórico, político, social y cultural de los documentales. Es decir, se les dio tratatamiento desde otras perspectivas, fuera del material que se narraba en bruto, lo que les imprimía un tono didáctico a los mismos.

Vale destacar en el documental sobre el Movimiento de los Sargentos, el martirologio que atravesara el capitán Juan de Dios Ventura Simó, ampliamente narrado por su viuda, y con niveles de dramatismo, por Cuevas Sena, cuando el oficial piloto cayó en poder del tirano, por haberse rebelado contra este; y en igual medida, ponemos en el justo balance de la historia, la muerte del valiente sargento mayor y héroe trágico de Duvergé, Dalmiro Oneil Adames Moquete – el primero del grupo en ser inmolado. Este militar de honor era un antitrujillista declarado, que no le importó en absoluto medir las consecuencias de sus actos frente a la tiranía: “Estos malditos ladrones tiene uno que verlos hasta en la hora de acostarse”, protestó al estrellar con ímpetu en el piso un día los cuadros del tirano Trujillo, de Héctor B. Trujillo (Negro) y de Ramfis, conforme lo relatan Cuevas Sena, y los ex cabos Hernández Espaillat y Grullón en el documental. Momentos después Adames Moquete increpa a aquél, con la comprometedora expresión, “Mira, Guillermo, tú sabes más que yo, y eres antitrujillista más que yo, que estos [los Trujillo] son unos bandidos y asesinos; y yo sé que tú no quieres complicarte la vida”; dominado por el coraje, remata sus declaraciones con la sentencia, “Y a mí, ¿q-u-é-m-e-i-m-p-o-r-t-a-l-a-v-i-da?”. Pocos años antes, esto es, en el 1955 (lo cual indica su coherencia y determinación en su postura contra el régimen) Adames Moquete le reclama a su compañero de armas, Cuevas Sena, en tanto leía un periódico en la cabeza del Puente Duarte: “Raimundo, ¿para qué tú compras ese Caribe? ¿Tú no ves que ahí dice todos los días lo mismo?: una misa de Trujillo, y unos cuantos de sus adulones. ¿Entonces, para qué comprarlo, para qué uno gastar sus dos o tres pesos que gana en eso?”. En parejas declaraciones del héroe trágico de Duvergé, se esboza con ribetes que rayan en lo épico, la vida de uno de los soldados más íntegros y valientes en toda la historia militar dominicana. Fue un hombre de armas con un alto sentido de la dignidad humana, de la estirpe de Antonio Duvergé, del Gral. Rodríguez Reyes y de los grandes héroes militares de nuestra historia reciente. Adames Moquete, y su sentido del honor, a toda prueba, al igual que el de Rodríguez Reyes, llevaba lo mismo que este alto oficial, el elemento democrático por dentro, en agudo contraste con el grueso de los militaresde la denominada Era de Trujillo, una maquinaria de terror solo programada para la represión, la tortura y la muerte, como era el caso de los demás regímenes de fuerza en América Latina y el resto del mundo, en una época salpicada de tiranos y dictadores.

Ahora bien, pensamos que de nada vale, justo en este punto del tiempo, el arte marcadamente tendencioso en cierto periodista de mantener reservas sobre la participación del sargento mayor Cuevas Sena en la conjura, además, un ex guerrillero de su estatura, antiguo exiliado y combatiente distinguido del Movimiento 1J4 en las lomas de Polo en Barahona, en respaldo al levantamiento de Manolo Tavárez Justo en Las Manaclas. Resulta que la historia acontece, no como uno desearía que haya sucedido, sino como ella es, salvo que no queramos, desde una óptica aristotélica, hacer poesía en lugar suyo. Por oscuras razones, que no deben ser sino del dominio de las mezquindades humanas, la trayectoria vertical y revolucionaria de un sujeto histórico no puede ser despachada así por así por meras veleidades de los hombres, al apelar a argumentos ad hominem para subestimar su obra, que no merecen, por tanto, ni siquiera discutirse aquí, para no contaminar el espíritu de la investigación.

No se puede perder de vista una verdad tan elemental como la de que a la persona se le ataca en sus ideas, no en sus prejuicios y pasiones como individuo; y más noble sería si fuera en vida. La condición humana del sargento mayor Cuevas Sena, es decir, su carácter y sus sentimientos, así como el estatus de humanidad del resto de los hombres y las mujeres, no entran en liza, cuando de cuestionar sus ideas se trata. A qué vale que ustedsea fundamentalista en sus creencias, o comunista, o ex cívico, nostálgico empedernido de la Era, o mujeriego, o gay, o que le sude las manos, o que se seque el sudor de la cara de determinada manera, o que deguste un buen caviar con champaña en un restaurante cinco estrellas, o en el extremo opuesto, comer pan de fruta en la esquina de una calle cualquiera, y demás. Era el derecho de Cuevas Sena expresarse tal cual era-- tanto como el de los que se precian regirse por una moral victoriana en sus estilos y supuestos buenos modales --, siempre y cuando no haya afectado ni a segundos ni a terceros. En todo rigor, lo que cuenta es el intelecto, el debate franco y abierto de lasideas de la persona a quien se critica de una manera seria, no lo que entendamos son sus sentimientos o defectos humanos. Y más si se tiene intereses históricos.

La humildad y nobleza de espíritu del ex sargento mayor Cuevas Sena, de sobrenombre Amor Belén, aún no están escritas. Hasta hace poco muchos de sus propios parientes se dieron cuenta, por primera vez, de las más importantes de sus hazañas en la historia reciente del país, a casi diez años de su muerte. Mueve a lástima que uno de sus más destacados detractores en la provincia Baoruco no pueda exhibir iguales prendas en los escenarios del mundo. Sus convicciones, sus principios y sus ideales de justicia social, como revolucionario al fin, llevan a Cuevas Sena confundirse con las gentes humildes y sencillas de los pueblos, hasta el punto, que hizo suyos sus gustos y valores. Y no solo se dio semejante condición de humildad y sencillez de forma natural en Cuevas Sena, sino que el haber nacido en el sector de Las Madres, el más deprimido de Jaragua, de una familia muy pobre, fue su carta de presentación en el mundo de los hombres.

Si se decide, en cambio, recurrir a razones que caen en el terreno de lo personal, para intentar opacar los méritos de un hombre, el detractor enseña, en el acto, su refajo, y un tanto más abajo, desnuda su pie de barro. Sería oficio de tontos, y más de mezquinos, pretender pasar por alto el valor que tuviera para todo el país la obra de un hombre de la reciedumbre moral de Cuevas Sena en diferentes acontecimientos históricos. Dejamos abierto el debate sobre su participación o no en La Conjura de los Sargentos solo sobre la base del rigor histórico y de las ideas que defendió, sin nunca claudicar, hasta los últimos minutos de su vida.

Por otro lado, queremos dar testimonio de la valentía de los otros sargentos mayores de la provincia Baoruco que participaron en la conjura contra Trujillo, conscientes de la magnitud del peligro que implicó la trama en que se involucraron: Ángel Miro Santana, Juan Bautista Méndez, Rafael Román Vargas, Rafael y Amable Reyes (estos dos últimos de Tamayo). Por haber actuado a la altura de su tiempo, y por la gravedad del compromiso contraído, nuestro más grande homenaje en estas páginas; en especial, loor a su memoria, por haber sacrificado en tan significativa gesta para el país, su propia vida, en una de las proezas de mayor riesgo de nuestra historia.

En resumen, si bien la Expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo (el precedente inmediato de la Conjura de los Sargentos) fue militarmente derrotada al igual que esta más adelante por las fuerzas del régimen, en términos históricos y morales marcó el final de una de las épocas de terror más espantosas que haya conocido la historia política latinoamericana. Sacudió hasta los estratos más profundos la conciencia dormida de todo un país, embrutecido por la más poderosa maquinaria de terror y de muerte que hayan vivido sus habitantes. De ahí, sin embargo, la más grande de las victorias que se pueda lograr sobre la faz de la tierra: la moral. De modo que el Sur una vez más atendió con sus soldados al llamado de la patria (con el mismo honor y coraje que ha demostrado a lo largo de la historia nacional), en uno de los momentos más aciagos de su existencia, el de la tiranía de Trujillo. Rendimos en este estudio sentido tributo a la memoria de nuestros héroes caídos.

Fuente : artículo de la autoría de Tony Rodriguez

LA IMAGEN.
La foto muestra al Neibero Rafael Vargas, en el centro, los demás son; a la derecha el sargento Jáquez Bencosme, y a la izquierda el sargento Guzmán; ellos participaron en la “conspiración de los sargentos”; complot preparado para asesinar al tirano Rafael Leonidas Trujillo en el año 1959, también participó otro Neibero; el sargento Angelmiro Santana.- Hoy Neiba rinde tributo a estos dos héroes, designando dos calles con sus nombres.- El complot fue descubierto, y todos los participantes desaparecieron luego de la muerte del tirano, se cree que fueron lanzados al mar por orden de Ramfis Trujillo, quien se indignó por el hecho de que estos sargentos eran conocido como “las niñas lindas de las fuerzas armadas dominicanas”, siempre ayudados por él (Ramfis Trujillo)...La trama tenía como objetivo hacer estallar los motores del avión en que viajaría Trujillo.-Todos estos sargentos eran pilotos y técnicos preparados por Ramfis, en Panamá, en una base militar Norte Americana.....

Rafael Vargas era hermano de Ney Candé, Chito Eugenia, Ramoncito, Nanelo, entre otros; y tío de Carmen Tilita; Ruddy Balina, Romeo Román y muchos más....... 










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Si bien el Movimiento Catorce de Junio, fundado por Minerva Mirabal, Manolo Tavares Justo y otros profesionales y empresarios de la clase media, fue un movimiento de resistencia netamente interno y pertenece a esta sección, nos limitamos en esta página apenas a mencionarlo ya que lo desarrollamos ampliamente por aparte en otra sección destinada exclusivamente a este importante movimiento. Ver sección Movimiento 1J4





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LOS PANFLETEROS DE SANTIAGO


Los Panfleteros de Santiago fueron un grupo de humildes jóvenes y algunos adultos, principalmente estudiantes de secundaria, artesanos y obreros de la ciudad de Santiago, cuyas edades oscilaban entre los 16 y 20 años de edad en su mayoría. En 1959 se organizaron para distribuir hojas y escribir grafiti antitrujillistas. La mayoría fueron apresados y asesinados por la dictadura. Según se documentó, unos fueron ejecutados en forma sumaria y otros fueron torturados, electrocutados en la silla eléctrica, ejecutados y algunos cortados en pedazos. Sus restos nunca aparecieron.

Como ejemplo de las torturas a que fueron sometidos, Aridia Guillén, hermana del líder panfletero Wenceslao Guillén, revela que “a mi hermano le sacaron las uñas a sangre fría, le mocharon un brazo y le cortaron los testículos.”

Para más información, pueden visitar: http://lospanfleterosdesantiago.blogspot.com.


TREINTA Y OCHO PANFLETEROS ASESINADOS:

Wenceslao Marcial Guillén Gómez (Wen), fundador de U.G.R.I.

Napoleón Sánchez Cabreja
Mariano García (Marién)
Luís Ramón Roque Peña (Papilín)
Víctor González Party
Pedro Jaime Tineo (Profesor)
Francisco Manuel González Party (Manolito)
Avelino Fernández Bisonó
Ramón Ulises Liz (Ule)
Herminio Espinal (Polanco)
José Armando Díaz Hernández (Chichí)
Antonio Rafael Díaz Hernández (Simón)
Manuel Ramón Liriano (Chino)
José Ramón Osorio (Monguito)
Enrique Perelló (Enriquito)
Luís Prud-Homme (El Negrito)
Henriech Johanne Stresse Cepeda (El Alemán)
Jorge Marín
Jorge Khoury
Guarino Jiminián
Pedro Montás
José Oliva Espertin (Chivirico)
Ramón Antonio Mejía (Actividad)
Julio Cesar Encarnación Casado
Rafael Castro Portorreal
Denzil Castro Portorreal
Porfirio Gómez
Rafael Noble
Eugenio Perdomo Ramírez
Pedro Fuentes
Gilberto Fuentes
Ucho Capri
Eusebio Villamán, desaparecido posteriormente
Manuel Fernández Florentino
José Contreras (Chepe)
Domingo Russo
Samuel Dincey Torres
José Camilo Disla

SOBREVIVIENTES:
Domingo Cepeda (Fallecido)
Pedro Francisco Sánchez Buerdier
Ramón Antonio Veras (Negro)
Francisco Benedicto Rodríguez (Frank)
Rafael Colón (Fellito) (El Analfabeto)
Regino Pepín
Manuel Armando Bueno Pérez (Fallecido)
Juan Rafael Fermín, Fello, (Fallecido)
Miguel Luna (Fallecido)
Homero Herrera Velásquez

Cómo gran número de los pafleteros fueron eliminados:

El doctor Julio Miguel Escoto Santana, miembro fundador del 1J4 y ex presidiario de “La 40”, presentó en 2007 varios cargos contra un grupo de torturadores al servicio de la dictadura de Trujillo. En su querella, el doctor Escoto Santana le dijo al Procurador General de la República, refiriéndose a Los Panfleteros de Santiago, lo siguiente:

"Después de una noche, dejé de verlos por unos días, y luego reaparecieron muy contentos a pesar de los golpes que habían recibido, y hablaban de que les habían hecho firmar unas cartas dándoles las gracias al Jefe por haberlos perdonado, y que también les dijeron que los soltarían pronto. Pero..la noche del 29 y en a madrugada del 30 de enero de 1960, de repente apagaron todas las luces de La 40 y empezaron a cerrar las puertas de madera que había en la entrada de cada solitaria, dejando prácticamente en tinieblas dicho antro de torturas, y luego comenzó a oírse e ruido de motores de vehículos encendidos [para amortiguar los gritos], y a seguidas, escuchamos unos desesperados gritos y chillidos; y al subirnos sobre el inodoro de la celda, vimos por una estrecha ventana que había en la misma, cómo Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura, y al estrangulador Manolo Domínguez ahorcándolos con un tortor, y a Chacabano y a otros asesinos, matándolos a palos, metiendo sus cuerpos destrozados en sacos, y subiéndolos  a un vehículo cerrado que parecía una perrera de las que usaba la Policía en esa época, y después la sombría caravana arrancó, ignorando nosotros su destino. Esa misma madrugada, Johnny Abbes y Candito Torres, electrocutaron en la silla eléctrica al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago. Hasta la fecha, se ignoran dónde reposan los restos de esos adolescentes, vilmente asesinados, y por eso, en las investigaciones que se llevan a cabo, es pertinente que León Estévez, Candito Torres, Cesar y José Ángel Rodríguez Villeta, den respuesta a esa gran interrogante".

Según el testimonio de un detenido, otro grupo de panfleteros fueron asesinados a balazos poco después de ser apresados. Ver los comentarios de Francisco Benedicto Rodriguez en  Vejaciones y Asesinatos Dictadura de Trujillo en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=_2NN1emfgzs


También pueden leer el art
ículo en la revista Ahora titulado Crí
menes del Trujillato: Los panfletistas, publicado el 15 de diciembre, 1962, págs. 33-35 (http://biblioteca.funglode.net.do/rahorafb/HTML/No.0023/index.html)


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Año 31 de la “Era de Trujillo” - Parte IV

Armado hasta los dientes Trujillo ve crecer la resistencia clandestina

Jornal do Brasil

Extractos:

Fue muy difícil entrar en contacto con la resistencia dominicana. Sus propios miembros se conocen poco entre ellos. Algunos sectores, los más arriesgados, están organizados en grupos de tres, que se comunican a través de unos cuantos lídieres. Son los Trinitarios. En otros sectores se constituyeron en grupos de diez. Son los Decenarios. Por lo que fue posible constatar, toda la resistencia concordó en denominar al movimiento en 18 de Junio [error del periodista, fue 14 de Junio], fecha (1959) en que un grupo de dominicanos que estaba exiliado fuera del país, desembarcó en la isla dispuesto a iniciar un movimiento de guerrillas contra Trujillo, semejante al que hizo Fidel Castro contra Batista. Ese grupo fue aniquilado uno por uno, pero su ejemplo incentivó a que aparecieran, si bien tímidamente, los trinitarios y los decenarios.

Fuerza Militar

Fue muy difícil entrar en contacto con la resistencia dominicana. Sus propios miembros se conocen poco entre ellos. Algunos sectores, los más arriesgados, están organizados en grupos de tres, que se comunican a través de unos cuantos lídieres. Son los Trinitarios. En otros sectores se constituyeron en grupos de diez. Son los Decenarios. Por lo que fue posible constatar, toda la resistencia concordó en denominar al movimiento en 18 de Junio [error del periodista, fue 14 de Junio], fecha (1959) en que un grupo de dominicanos que estaba exiliado fuera del país, desembarcó en la isla dispuesto a iniciar un movimiento de guerrillas contra Trujillo, semejante al que hizo Fidel Castro contra Batista. Ese grupo fue aniquilado uno por uno, pero su ejemplo incentivó a que aparecieran, si bien tímidamente, los trinitarios y los decenarios.

Fuerza Militar

Encontramos a la República Dominicana en estado de guerra, a la espera de la expedición punitiva prometida por la Marina venezolana [después del atentado contra Betancourt]. Militarmente Trujillo no le teme a Venezuela. No hace mucho le declaró a un periodista inglés:

_ “La República Dominicana tiene condiciones para protegerse. Nuestro país dispone de la mejor organización militar de las Antillas...”

Entre el Ejército, la Policía y la Seguridad, el gobierno dominicano debe de tener por lo menos 50,000 hombres en condiciones de luchar organizadamente. Su Aviación dispone de modernos jets. Los Astilleros Navales Dominicanos, con tres diques, uno de ellos con capacidad para 12 mil toneladas, y oficinas de alta mecánica, pueden construir naves de guerra. Debido a la creciente falta de mercados donde comprar armas (consiguió una partida recientemente en Italia), las Fuerzas Armadas del país están importando técnicos europeos y ubicándolos en San Cristóbal donde ya se fabrican armas de varios tipos: pistolas calibre 45 y carabinas automáticas. Un ruido extraño que se oyó en Ciudad Trujillo fue identificado por autoridades militares como provenientes de “experimentos con misiles teledirigidos”. Dichos experimentos administrados por técnicos europeos se estarían realizando en el norte del país,

Además de las fuerzas regulares, Trujillo organizó grandes reservas integradas en la Legión Anti-Comunista. En marzo del año pasado, El Caribe publicó:

El proceso de organización de una legión extranjera anti-comunista, integrada por veinticinco mil hombres, con el propósito de contrabalancear los preparativos bélicos de las fuerzas expedicionarias que elementos subversivos dirigen en las Caraibas [??], le fue comunicado al Ministro de las Fuerzas Armadas por un grupo de veteranos del Ejército Nacional. En el nuevo cuerpo militar en proceso de formación podrá ingresar cualquier persona dominicana o extranjera de reconocido sentimiento anti-comunista.”

Una fuerza de mil hombres fue constituida y entrenada para combate en las montañas (la República Dominicana está cortada por dos cordilleras, la Central y la Septentrional). Al 15 de marzo, tres mil legionarios organizados en 5 batallones saludaron al dictador en una amplia esplanada a la entrada de la Feria de la Paz. Junto a los cinco batallones. Junto a los cinco batallones se formó un Cuerpo de Salud de la Reserva integrado por 50 médicos equipados para cualquier servicio de emergencia.

No se sabe exactamente qué destino tuvo la legión. Trujillo anduvo importando soldados mercenarios de Europa, entre ellos muchos griegos y españoles. Estos, que salieron de las prisiones militares de Franco, llegaron a la República Dominicana en un número de 800, equipados con obuses españoles de 150 mm y mucha munición comprada en Francia. Se sabe que la mayoría de los mercenarios griegos ya regresaron a su país. En cuanto a los españoles, es poco probable que hayan regresado. Se supone, por otro lado, que las reservas de la Legión, convenientemente entrenadas el año pasado, pueden ser movilizadas en todo momento en que el dictador esté realmente convencido de cualquier movimiento en contra de él, dentro o fuera del país.

(Fin del extracto)

Armado hasta los dientes, Trujillo ve crecer la resistencia clandestina

Jornal do Brasil

Newton Carlos

Agosto 26, 1960

Págs. 4 y 10

Nota: El periodista del Jornal do Brasil Newton Carlos se hizo pasar por empresario de ropas para poder entrar a RD y observar por dentro la vida bajo el régimen de Trujillo. Permaneció en RD 15 días.

https://news.google.com/newspapers?nid=0qX8s2k1IRwC&dat=19600826&printsec=frontpage&hl=en

Parte IV: Páginas electrónicas 4 y 10 en el anterior enlace

Ver las primeras tres partes (I, II, III) de esta importante serie, en el siguiente enlace:

https://news.google.com/newspapers?nid=0qX8s2k1IRwC&dat=19600823&printsec=frontpage&hl=en

Parte I: Págs. electrónicas 4 y 10

Parte II: Págs. electrónicoas 36 y 42

Parte III: Págs. electrónicas 69 y 75




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LA LUCHA FINAL: El pueblo se lanza a las calles









Ciudad Nueva “Territorio Libre” en tiempo de dictadura

La rebelión estudiantil del 20 de octubre de 1961


Alejandro Paulino Ramos, historiador

Academia Dominicana de la Historia

ACENTO.com


El 20 de octubre de 1961, hace 55 años, la juventud secundaria y universitaria escribió una de las epopeyas más impactantes en la historia política contra la dictadura de Trujillo, impulsando de manera definitiva las protestas en las calles de Santo Domingo, Santiago, San Francisco de Macorís y Salcedo, reclamando finalizara, de manera definitiva, la tiranía de Trujillo: ese día, a costo de varios muertos y heridos, los estudiantes declararon la barriada de Ciudad Nueva, como “territorio Libre”.

Tres meses antes, desde el 10 de julio, los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo (USD), la única que existía en el país, habían iniciado la lucha por la autonomía universitaria, creando para impulsar ese proceso un gremio estudiantil con el nombre de Asociación Nacional de estudiantes Universitarios (ANEU), rescatando del olvido otro similar fundado a principios de los años treinta, que fue destruido por el régimen de Trujillo para dar paso a “La Guardia Universitaria”. También en los días posteriores a la muerte de Trujillo, se hablaba de fundar la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) o la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED).

El 13 de julio los estudiantes efectuaron su primera manifestación anti trujillista, en la explanada de la Facultad de Medicina. En ella hablaron Antonio Hoepelman, Eduardo Delgado, José Eugenio Villanueva, Rafael Alburquerque, Asdrúbal Domínguez, Oscar Lama, Miguel Genao, Daniel Céspedes, Víctor Manuel Decamps, Alfredo Loinaiz, Antonio Isa Conde, Zaidita Lovatón, Mariano Fiallo, Rubén Álvarez, Antonio Cuello H., Eduardo Houellemont y Uraldo Francisco Roa, quienes plantearon las principales reivindicaciones del movimiento estudiantil, que eran la autonomía y el fuero universitario, así como la libertad de varios estudiantes, en especial del bachiller Rojas Fernández.

El 16 de octubre los estudiantes destruyeron, dentro del campus universitario, las fotografías y bustos de Trujillo y sus familiares, además de rechazar al doctor José Manuel Machado (que fue sustituido por decreto del día 21), como rector de la institución de educación superior. El día 17, como una forma de evitar las protestas estudiantiles contra los remanentes del gobierno de Trujillo, las autoridades del gobierno anunciaron la suspensión de las actividades y la promesa de reabrir la Universidad el 7 de enero de 1962, produciendo un sentimiento de disgusto y frustración entre los estudiantes.

Mediante decreto 789, el presidente Joaquín Balaguer justificó la medida con el argumento de que ya el Poder Ejecutivo había sometido a la consideración en el Congreso Nacional un proyecto de ley encaminado a otorgar su autonomía a la Universidad de Santo Domingo y que la aplicación de las disposiciones legislativas propuestas suponía una nueva organización en el campo docente y administrativo del alto centro docente, por lo cual se hacía necesario suspender las labores universitarias”. (Véase el periódico La Nación, del 17 de octubre de 1961). El 20 de octubre, el gobierno de Ramfis Trujillo y Joaquín Balaguer fue estremecido por el auge alcanzado por las protestas, cuando decenas de estudiantes tomaron bajo control la calle Espaillat y las más altas azoteas del barrio de Ciudad Nueva y otras periféricas de la zona colonial, demandando la apertura de la Universidad y la inmediata salida de los Trujillo.

Los incidentes se repitieron en la USD el día 19 de octubre, después de manifestaciones en las que fueron destruidos símbolos que recordaban al tirano. Esto provocó el cerco policial contra la Academia, conminando a la salida de los estudiantes del recinto universitario, que se habían concentrado en el campus. En esa tensa situación, el profesor Castaño Espaillat convenció a los protestantes para que se marcharan y evitaran una desgracia, ya que los policías amenazaban con penetrar a la Universidad. Los estudiantes procedieron a salir, pero movilizándose por las calles, se dirigieron al centro de la ciudad, siendo dispersados por los uniformados. Los bachilleres se reagruparon y tomaron el control el sector de Ciudad Nueva, declarándolo “territorio libre”, la tarde del jueves 19.

Los protestantes, reforzados por escolares de los planteles públicos de los barrios, controlaron la calle Espaillat, mientras la policía intentaba desalojarlos, pero eran rechazados a pedradas. El viernes 20 de octubre la policía colocó alambradas en algunas calles, para impedir la solidaridad con los protestantes y al caer la tarde, por orden del presidente Balaguer, procedieron a tomar violentamente la zona en disputa, disparando contra los estudiantes, con un saldo trágico de diez muertos y 50 heridos. El periódico El Caribe, en una nota firmada por un periodista extranjero, se refirió al hecho de sangre: “Una atmosfera de tensa calma reinaba hoy en la capital, en momentos en que muchos de sus ciudadanos trataban de curarse sus heridas físicas y espirituales como consecuencia de la más atrevida y osada manifestación de resistencia contra  el Gobierno legado por el dictador Rafael L. Trujillo”.

La sangrienta represión ejercida contra jóvenes desarmados, que eran lanzados desde las azoteas por miembros de la fuerza del orden, desencadenó la protesta en todos los barrios de la Capital, siendo reprimidas por los militares, policías del gobierno, y las fuerzas de choque integradas por los “Paleros de Balá” y los “calieses” del Servicio de Inteligencia Militar que luego, la tarde del día 22, destruyeron el local del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Entre los estudiantes asesinados en aquella dolorosa jornada por la libertad, se encontraron Tirso Roldán Vargas Almonte, José Ignacio Matos y el obrero José Ignacio Cerda.

Al cumplirse cincuenta y cinco años de la rebelión estudiantil en la barriada de Ciudad Nueva y la Calle Espaillat, es justo que este acontecimiento no quede en el olvido, pues él cubre una de las páginas más heroicas escritas por el Movimiento Estudiantil, por la libertad y la democracia. Ciudad Nueva, para que no quede en el olvido, fue el primer territorio libre en tiempo de dictadura.

(Para este articulo fueron usados los siguientes las siguientes fuentes: “Presidente Balaguer suspende actividades en recinto USD”. La Nación, 17 de octubre 1961; “Desordenes estudiantiles azotan hoy estas capital”. La Nación, 18 de octubre 1961; “Estalla violencia en San Francisco de Macorís debido a clausura de la USD”. La Nación, 19 de octubre 1961; “Amotinados pretendieron convertir sector de ciudad en “Territorio Libre”. La Nación, 21 de octubre 1961; “Llega Comisión a investigar sobre supuestas violaciones a los derechos humanos en RD”. La Nación, 22 de octubre 1961; “Atmosfera de tensa calma reina en la capital del país tras disturbios de anteayer”. El Caribe, 22 de octubre 196).















POR QUÉ LUCHARON 


Para aquellos fanáticos trujillistas que irresponsablamente comentan que los combatientes y los militantes de la resistencia lucharon porque simplemente estaban cegados por ideales románticos, la realidad es que estaban motivados a luchar por la urgente necesidad de ponerle fin al insoportable reino de terror, depravación y despojo que desangraba, explotaba y humillaba al pueblo dominicano. A continuación compartimos algunos comentarios sobre la "Era Gloriosa". 

Década de 1930

1930 – Charles B. Curtis, embajador americano. Informe confidencial del 7 de marzo, 1930: “Entre los hombres prominentes de la república se duda que nadie, sin excluir siquiera al doctor Alfonseca, es tan odiado por tan gran número de personas como Trujillo. Los eventos de la revolución revelan que Trujillo es un hombre ingenioso, astuto y traicionero; peligroso tanto para sus enemigos como para sus amigos, desleal a su palabra y a su deber. Buscando favorecer sus propios intereses por medios buenos o malos, está determinado a ser la mano que guíe el nuevo régimen. Parece aspirar a ser un nuevo Lilis. Que Dios proteja al país si logra consolidarse en el poder.” (El poder del Jefe, Parte I, René Fortunato).


1931 – Memorando confidencial del Primer Secretario de la embajada americana, John Moors Cabot. Fecha: 13 de marzo, 1931: 1) Trujillo llegó al poder mediante una burda traición contra Vásquez y violando los compromisos hecho a la embajada americana; 2) ganó las elecciones pura y simplemente a la fuerza; 3) El único apoyo que tiene es el del ejército. “Aparentemente la gran mayoría del pueblo dominicano lo odia intensamente.” (Documento reproducido en: The Dictator Next Door - Eric Paul Roorda - Pág. 60)


1935 – “Santo Domingo, donde una bestia, salida de las cloacas políticas, abochorna al género humano… no tiene comparación en bestiales instintos con otro ser humano.” - La Revista Blanca, año XIII, núm. 315 - 1 de febrero, 1935 – Los crímenes de Leónidas Trujillo - España (págs. 112-113).


1936 - Un dictador negro tiene a Santo Domingo bajo su férula - Feuille d'Avis de Neuchatel, periódico de Suiza, 11 de julio, 1936, págs. 1 y 6. Este extenso artículo es una larga crítica a la corrupción y excesos de la dictadura con ejemplos y referencias, también se burla de su egolatría. "Su poder es tan absoluto que él podría fácilmente darles algunos consejos a Hitler, Mussolini y Stalin."


1937 – “Usando los matices más delicados de Capone, caballeros dominicanos han sido desgarrados por ametralladoras desde limosinas en marcha y a otros se los han llevado a un paseo sin regreso. Se han usado “piñas” [granadas] para explotar los cuerpos de señores de la oposición. Distinguidos caballeros de la oposición han sido asesinados a balazos en las montañas...” (Hay una extraña democracia en Santo Domingo - The Pittsburgh Press, Febrero 1, 1937, pág. 2).


1938 – Peculiar People - Milwaukee Sentinel – 30 de julio, 1938 (págs. 10, 11 y 15). Extenso artículo de casi 3 páginas que expone los crímenes, la corrupción, humillaciones, atropellos de Trujillo, su familia y sus sicarios. Es una crítica en toda su extensión en contra del régimen.


1939 – The Pittsburgh Press, 8 de julio, 1939, pág. 9 (General Johnson). El artículo se refiere a Trujillo como "este carnicero",  "matón ensangrentado" {blood-spattered bully) y "pomposo engreído". Habla sobre la criminalidad del régimen y el vulgar culto a la personalidad. 


1939 – Welcome to Dictator Trujillo Hit – Workers Age – July 22, 1939.

El artículo dice que Trujillo es conocido ampliamente como “La Vergüenza del Caribe” y menciona artículos críticos y libros publicados en contra de la dictadura. Citamos: “Murder in the Tropics, Colliers, Jan. 27, 1938; ‘Dictatorship in the Dominican Republic’, Foregin Policy Association reports, April 15, 1936, by Charles A. Thompson, now in the Department of State; ‘Dictatorship in Santo Domingo’, by Andrew Gruening, now Chief of Division of Islands Territories, the Department of the Interior; Nation, May 23, 1934; Time, Dec 2, 1935; The March of Time issue, July 1936, and the numerous other articles in News Week, Current History, Liberty, all to the same effect [todos en la misma tónica].” (Nota: Estas publicaciones no están incluidas en los 35 de nuestra lista. De incluirlos, elevaría la lista a más de 43 críticas.)



1962 – “A pocos pasos de los tres grandes hoteles de la orgullosa capital —La Paz, el Embajador y el Jaragua—, míseras chozas de adobe, madera y hojalata exhibían una humanidad de mujeres acabadas, hombres analfabetos y niños hambrientos. En las vías laterales de El Conde —la calle Florida dominicana— sicarios en mangas de camisa enarbolaban sus negras ametralladoras de cuarenta balas por ráfaga, terciada al hombro la cartuchera con sus seis tiradores completos. El canto de la medalla [¿metralla?] daba escalofríos, y el pueblo mestizo dominicano, encorvado secularmente por la fatalidad, prefería el mentiroso espectáculo de la faz risueña… Pero un régimen de treinta años no puede desaparecer súbitamente sin producir perturbaciones. Por eso, la herida trujillista sigue aún abierta en el castigado cuerpo de Santo Domingo.” – Santo Domingo, incógnita del Caribe – Revista Lea y Vea, octubre, 1962 – Argentina.


A continuación, denuncias y pruebas publicadas por extranjeros que vivieron o visitaron RD durante el Trujillato (1930-1962), pero quienes publicaron sus memorias años después de 1962:


1940 - “Fue una dictadura férrea que duró 31 años. Empezó en 1930 y yo nací en 1934, pero a los seis años ya era capaz de respirar el ambiente de miedo que se instauró”. José Luis ("Pepín") Corripio, empresario domínico-español (La Opinión, Coruña, España, 8 de diciembre, 2013).


1949-1952 “Trujillo no tenía principios morales de ningún tipo. Sólo lo motivaba su propio bienestar personal...Era un oportunista por completo y hacía lo que más le convenía a Trujillo independientemente de que fuera conveniente para otros o no.” William Belton - Vice-Cónsul y Tercer Secretario (1940-1942); Jefe de Misión Alterno – (1949-1952) -Association for Diplomatic Studies and Training (Wash. DC)


1952-1954 Wendell W. Woodbury, Agregado Económico de la Embajada de EUA (1952-1954): El régimen "probablemente fue peor que la Alemania Nazi pero a otra escala", y aclara, tomando en cuenta la diferencia en el tamaño del territorio y de la población.

(Association for Diplomatic Studies and Training, ADST- Oral History Interviews)
  
1953 - José Antonio Viera-Gallo, político chileno. En 1953 su padre fue agregado comercial de la embajada chilena en RD. En su libro le dedica un capítulo a sus memorias en R. Dominicana como niño de 10 años: “Desde el comienzo sentí la atmósfera asfixiante de la dictadura. Incluso, en el cuerpo diplomático había miedo. Mis padres me instruyeron que no podía hacer la menor crítica al régimen o al país porque alguien podía denunciarnos.” Nos informa que sus padres le instruyeron a que desconfiara de todos: sirvientas, estudiantes, amigos, otros diplomáticos, etc. “Nadie estaba seguro en su cargo y en su dignidad. Sólo el Benefactor”.


1957-1960 “Trujillo tenía la interesante costumbre de decir que a él le gustaba enviar a uno de sus subordinados a ver al señor Gómez o al señor Jiménez y que le dijera: ‘El Generalísimo piensa que su hija es muy atractiva/agradable (nice) y le gustaría que ella estuviera en San Cristóbal para pasar la noche’, a lo cual el receptor del mensaje le decía: ‘Mi casa y mi hogar se siente muy honrados por el interés que tiene el Generalísimo en mi hija.’ Increíble, ¿no?” – Joseph Farland, Embajador americano en RD (1957-1960), Association por Diplomatic Studies, pág. 34, Oral Interviews.


1958: En su autobiografía Only Trees Have Roots, el empresario danés John Jessen describe sus años en el Santo Domingo de los años cincuentas, los sobornos, atropellos y menciona (pág. 240) los depravados actos de antropofagia a que a veces obligaban a los presos políticos durante la dictadura. Citamos: “Los padres cuyos hijos estaban en prisión y se rehusaban a ser informantes en contra de los amigos de sus hijos, también eran arrastrados a las cárceles. Si las usuales torturas no lograban romper su silencio, les decían que los iban a soltar al día siguiente por falta de pruebas. Para demostrarles que ya no había resentimiento les llevaban una comida decente la noche antes de su puesta en libertad. Tan pronto los famélicos hombres habían devorado la comida, les decían que acababan de comerse una pierna de su hijo y si todavía se rehusaban a hablar, cortaban más pedazos y los cocinaban. Ningún padre podía continuar resistiendo.”


1958 – Life with the Generalissimo – Charles D. McIntosh (American Heritage, 1997). McIntosh fue funcionario de la South Porto Rico Sugar Co. en RD. En lugar de emitir juicios o críticas sobre la dictadura, McIntosh revela el terror y la represión imperante a través de situaciones, procedimientos militares o estatales y anécdotas. En menos de un año renunció a su cargo en 1958 para alejarse del país puesto que le fue insoportable el ambiente totalitario de terror. Dice que al bajarse del avión y pisar suelo americano, se arrodilló y besó la tierra al darle rienda suelta a las emociones que había reprimido.


1958-1960 - “Los delatores que recogían las informaciones estaban infiltrados como fantasmas en la administración pública, en la sociedad, en la familia, en colegios y universidades, en hoteles y restaurantes, en colectividades, en logias masónicas, en cooperativas y en asociaciones deportivas. Además, el castigo que podía acarrear una muestra de descontento o una palabra discordante no era proporcional a la falta sino a la persona y a veces caía sobre quienes inocentemente la rodeaban y, según el caso, tenía características horrendas.” Gral. Julio Londoño, embajador de Colombia en RD (1958-1960). (El gral. Londoño era todavía el embajador en RD cuando Colombia rompió relaciones con RD en mayo de 1960.) La pequeñez de una gran dictadura (30 de mayo, 1967, El Tiempo, Colombia)


1960 - “Los agentes del SIM vigilaban todas las embajadas extranjeras y no vacilaban en usar sus pistolas cuando tenían motivo para sospechar que los visitantes iban a buscar asilo político. Ese verano de 1960, a la avenida Máximo Gómez, la calle en que varias de las embajadas estaban ubicadas, nosotros la llamábamos ‘el polígono de tiro al blanco’ [shooting gallery] porque casi a diario había incidentes de personas que eran acribilladas a tiros cuando trataban de entrar a las embajadas.” Coronel Edwin Simmons, Agregado Naval de la Embajada Americana en 1960 (A Marine’s View of the Dominican Intervention, párrafo 18).


1960 - Sobre los que se asilaron en la Embajada de Argentina: “Escuchaba sus historias, realmente terribles, estaban muchos de ellos lastimados por las torturas; unos con quemaduras de cigarrillos, otros por la picana en los genitales, vagina, lo inimaginable. José Frank, mientras estaba en la silla eléctrica, le quemaban las piernas con periódicos encendidos.” - Testimonio de María Magdalena Escobar, hija del embajador argentino en RD en 1960, Dr. Enrique Escobar Cello - Recuerdos de mi vida II. Cuenta que José Frank entró corriendo a la embajada bajo una lluvia de balas.


1961 – “Era distinto a lo que yo había esperado. Yo había esperado que los Trujillos fueran extremadamente impopulares en muchos sectores, pero yo no estaba preparado para la casi universal ola de odio… Habíamos visto niños mendigando. Niños de tres, cuatro y cinco años de edad, frotándose las manos en el estómago, tendiendo la mano mendigando por monedas, con las caras delgadas penosamente encogidas. Habíamos caminado por ruinosos barrios de gente miserable. Esos barrios de América Latina que resultan inolvidables. Habíamos visto gente que había sufrido años de maltrato. Y con todo, sabiendo que todo esto podía cambiar mediante una recomendación que podíamos formular, todavía odiaban tanto a los Trujillos, con tanta amargura, que preferían continuar en este calvario antes que arriesgarse a mantener el régimen. - El legado de Trujillo Por Delesseps S. Morrison (Embajador de EUA ante OEA) - Revista ¡Ahora! - Págs. 6, 8, 9, 18 de diciembre de 1972.







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