El Movimiento Revolucionario 14 de Junio, también conocido como Agrupación Política 14 de Junio, abreviado 14J (y 1J4) fue un movimiento clandestino dominicano de izquierda en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo ideado por el abogado dominicano Manolo Tavárez Justo, que llegó a cubrir casi todo el territorio nacional, con unos 6,000 comprometidos de todos los sectores sociales.
El 14 de junio de 1959, tropas del Movimiento de Liberación Dominicana, un grupo de dominicanos exiliados que después de un período de tiempo reuniendo fondos, equipos y personas; encontrándose en Cuba para entrenarse en guerra de guerrillas apoyados por Fidel Castro, desembarcan en los pueblos septentrionales de Constanza, Maimón, y Estero Hondo bajo la dirección del Comandante Enrique Jiménez Moya.
Este esfuerzo para derrocar la tiranía fue derrotado desde el punto de vista militar por el ejército y la fuerza aérea de Trujillo, pero sí logró plantar la semilla de rebelión en el pueblo dominicano.
Esta fue la inspiración para el nombre de un grupo político organizado para la resistencia interna: El Movimiento 14 de Junio, llamado en la clandestinidad 14. Manolo Tavares Justo era el presidente del grupo. Un hombre llamado Rafael Miguel (Pipe) Faxas Canto era su secretario general, y Leandro Guzmán era el tesorero. Poco tiempo después de la fallida invasión, el Movimiento de Liberación Dominicana organizó otras conspiraciones, que continuaron en los inicios de los años 60
En 1960 se inician las conversaciones para establecer un movimiento que agrupara y consolidara todos los espacios antitrujillistas que existían. Y en efecto, en el último encuentro para tratar ese tema, realizado en Mao, Valverde, se decidió fundar una "Organización Revolucionaria" de nombre Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en homenaje a los dominicanos de la "Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo", de quienes adoptaron también el "Programa Mínimo"
Salieron en las noches frías de enero, sometieron a los muchachos a la muerte, otros tantos recibieron las torturas y la mayoría fue a parar a la "40", donde el dolor era la norma y la noche interminable. El mismo Manolo fue a parar a aquella cárcel, hasta que fue trasladado a la Cárcel de Puerto Plata, pero ya el complot estaba forjado. Trasladar a Manolo a Puerto Plata, tenía el objetivo de obligar a las Hermanas Mirabal, casadas dos con los presos, a viajar continuamente a aquella ciudad, y a utilizar la peligrosa carretera tramontana. Esto sirvió para que el régimen fraguara su más horrendo crimen. Las tres hermanas, las tres mariposas fueron cobardemente asesinadas mientras regresaban de Puerto Plata, en un lóbrego lugar llamado "La Cumbre", donde hoy existe una escuela que lleva su nombre. Con este crimen espantoso, la dictadura aceleraba su decadencia.
La cruel represión desatada contra los miembros del 14 de junio produjo un sentimiento de indignación generalizada en la población dominicana aumentando significativamente los niveles de descontento ya existentes contra el régimen.
Salida
de la clandestinidad
El 8 de julio anuncia su salida a la luz
pública y su organización como partido, el 30 de junio de 1960 se
organiza la asamblea constitutiva con delegados de todo el país..
Miembros
Manuel
Aurelio Tavarez Justo, Presidente
Minerva Mirabal
Luis
Genao Espaillat
Leandro Guzmán
José A. Fernandéz
Caminero
Félix Germán, padre
Luis Álvarez Pereyra
Lino
Mercedes Cordero García
Ramón "Moncho" Isidoro
Imbert R.
Miguel Ángel Mitra
Vinicio Echavarria
Ramiro
Alfredo Manzano Bonilla
Rafael Alburquerque Zayas Bazán
Asela
Morel Pérez
Manuel Baquero Ricart
Tomasina Cabral
Mejía
Dra. Fe Maria Violeta de Jesus Guzman
Luis Gómez
Pérez
Marco A. Pérez Collado
Brenny Daniel
Francisco
A. Campos Villalón
Rafael "Fafa" Taveras
Acciones de 1963
El Movimiento Revolucionario “14 de junio”, se convirtió en la tercera fuerza política de entonces y la principal organización anti-imperialista, a través de su líder, Manuel Aurelio Tavárez Justo (conocido como "Manolo") se había alertado al presidente Juan Bosch sobre la posibilidad de un golpe de Estado en su contra apoyado por la Iglesia, la Burguesía, el Alto Mando Militar y la Embajada de Estados Unidos. En una concentración en la puerta del Conde en Santo Domingo, afirmó ' "Óiganlo señores de la reacción, si imposibilitan la lucha pacífica del pueblo, el "14 de junio" sabe muy bien donde están las escarpadas montañas de Quisqueya; y a ellas…a ellas iremos, siguiendo el ejemplo y para realizar la obra de los Héroes de junio de 1959, y en ellas mantendremos encendida la antorcha de la libertad, el espíritu de la Revolución….porque no nos quedará, entonces, otra alternativa, que la de Libertad o Muerte"!!
Tras el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, e instalado un triunvirato presidido por Emilio de los Santos, el Movimiento Revolucionario “14 de junio”, dio inicio, la noche del 28 de noviembre, a una insurrección, con seis (6) frentes guerrilleros, que tenía como propósito el retorno al orden institucional y la reposición de la Constitución de 1963.
En el más importante de los frentes, ubicado en Las Manaclas, estaba Manolo Tavárez Justo, quien a la vez era el Comandante General de la guerrilla.
Con una débil y pobre preparación física y militar, junto a un entorno político nacional dominado por la derecha y con una resistencia urbana-social escasa e inefectiva, el movimiento insurgente fue rápidamente diezmado, al extremo de que a 21 días de iniciado cuatro (4), de los seis (6) frentes, estaban desmembrados, con la agravante, tal y como se consigna en el Diario de la Guerrilla de Las Manaclas, que más de la mitad de los integrantes del principal frente guerrillero estaba al borde del colapso o capturados. Veintinueve (29) hombres perdieron la vida, y Manolo Tavárez Justo fue capturado vivo y fusilado, a pesar de que se le habían dado garantías de que su vida sería respetada.
El fusilamiento de Manolo Tavárez Justo provocó la renuncia del presidente del Triunvirato Emilio de los Santos, y sirvió de inspiración a la lucha contra los que habían realizado el golpe de estado en 1963.
La Guerrilla
En medio de protestas y huelgas contra el Triunvirato, el Movimiento 14 de junio encabezó una guerrilla en diferentes puntos del país demandando el restablecimiento de la constitucionalidad.
El objetivo era que cada grupo operase como una unidad operativa independiente con fines insurreccionales. Por eso no debían ser ni muy pequeños ni muy grandes, esto último por el peligro del espionaje.
Los frentes en que se organizaba la Guerrilla eran:
El
dirigido por Juan Odalí Cepeda Pérez, que incluía trabajadores de
la Chocolatera Industrial. Este grupo estaba considerado muy sólido
y tenía asignada tareas de sabotaje.
El del Ingenio Monte
Llano, cuyo responsable era Leonardo del Valle, químico en esa
empresa. Del Valle es catalogado por sus compañeros como un sujeto
de gran seriedad y fue ejecutado en "El Diez", antro de
torturas y asesinatos.
El grupo de Sosúa, que tenía por
coordinador al doctor Alejo Martínez, uno de los luchadores más
firmes de la provincia. Se reunía donde Victoria Vda. Arzeno.
Martínez fue asesinado en un incidente callejero durante la lucha
contra los remanentes de la dictadura, a mediados de 1961.
El grupo de Imbert o Bajabonico, dirigido por el doctor Virgilio Reyes.
El de la zona baja de la ciudad, dirigido por Félix Lahoz, uno de los escasos integrantes del Frente Interno de los años cuarenta que se insertó en el 14 de junio.
El colectivo de mujeres, bajo el control directo del comité y específicamente de Fernando Cueto. Tenían las damas por encomienda conseguir dinero y medicinas y confeccionar mochilas para la proyectada guerrilla. Se encontraban ahí, entre otras, Aída Arzeno, Ana Valverde Vda. Leroux, Argentina Capobianco, Italia Villalón, Elena Abréu, Carmen Jane Bogaert de Heinsen y Miriam Morales.
Más adelante, en la segunda mitad del año, se conformaron nuevos grupos, entre los que, aparentemente, sobresalieron tres, cuyas ubicaciones en parajes montañosos revelan la prioridad que se pasó a conceder a la guerrilla:
El
de Yásica, dirigido por Jesús María Álvarez (Boyoyo), que tenía
la encomienda de conseguir los contactos que permitieran el
levantamiento guerrillero, por lo que constaba de campesinos.
El
de Luperón, dirigido por un apellido Vargas, en que también había
campesinos.
El grupo de El Azul, también uno de los más sólidos.
Participación 1965
Muerto su líder (Manolo), capturado y fusilado en las Manaclas tras fracasar el foco guerrillero que dirigía en esa zona, presos y exiliados otros y otras, el “14 de junio” registraba una crítica situación interna que le hacía peligrar como organización de masa.
El “14 de junio”, aún con su crisis interna, tuvo una protagónica integración a la lucha en la Guerra de abril de 1965 que organizó y dirigió el Partido Revolucionario Dominicano con José Francisco Peña Gómez a la cabeza; a partir del 25 de abril, cuando su Comité Central Provisional tomó la decisión de profundizar el movimiento armado en desarrollo.
Su influencia política era tal que aun así llegó a dirigir la mayor parte de los Comandos de resistencia a las tropas norteamericanas en Santo Domingo, forma de organización armada que se dio el pueblo para enfrentar a la contra-revolución criolla y extranjera.
Los catorcistas fueron parte activa, junto al pueblo, los militares constitucionalistas, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el Partido Socialista Popular (PSP) y el Movimiento Popular Dominicano (MPD), de los principales acontecimientos militares ocurridos durante la Revolución de abril, ya fuera en la Batalla del Puente Duarte, en la Operación Limpieza de la Zona Norte de la Capital articulada por la contra-revolución, en los combates anti-yanquis del 15 y el 16 de junio o en el intento de asalto al Palacio Nacional donde morirían, entre otros extraordinarios combatientes, el Coronel Fernández Domínguez, el líder en ese momento del Movimiento Revolucionario “14 de junio” Juan Miguel Román, y otros dirigentes muy destacados como Euclides Morillo que también había participado en el alzamiento guerrillero del 1963, entre otros.
Disolución
Terminada la Guerra de abril de 1965, se agudizó la crisis del “14 de junio”, donde se decía que su papel ya había llegado a su fin, esta crisis culminaría con su desintegración como organización política en 1968.
Himno del 14 de junio
Llegaron llenos de patriotismo,
enamorados de un puro ideal
Y con su sangre noble encendieron
la llama augusta de la libertad.
Su sacrificio que Dios bendijo
la Patria entera, glorificará
Como homenaje, a los valientes
que allí cayeron por la libertad.
14 de junio, gloriosa gesta nacional.
Tus mártires están en el alma popular
hermanas Mirabal, heroínas sin igual
Tu grito vibrante, es el alma de la Patria inmortal.
Llegaron llenos de patriotismo,
enamorados de un puro ideal
Y con su sangre noble encendieron
la llama augusta de la libertad
Su sacrificio que Dios bendijo
la Patria entera, glorificará
Como homenaje, a los valientes
que allí cayeron por la libertad.
Música: Héctor Jiménez Letra: Vinicio Echavarría, Leandro Guzmán, Ángel Concepción
Yuyo D’Alessandro nació en la ciudad de Monte Cristi el 13 de julio de 1932. Era hijo del matrimonio conformado por el señor Guido D’Alessandro Lambardi, ingeniero italiano constructor del actual Palacio Nacional y doña Carmen Tavárez.
Yuyo era sobrino del combatiente revolucionario Manolo Tavárez Justo y cuñado y amigo personal y de rondas bohemias de Ramfis Trujillo, hijo del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
Guido (Yuyo) D’Alessandro pasará a la historia política nacional como un hombre que teniendo todas las posibilidades de ser un colaborador de la dictadura de Trujillo, prefirió asociarse en la clandestinidad con su tío Manolo Tavares, formar parte fundadora del Movimiento 14 de Junio, para conspirar contra la dictadura de Trujillo.
El 6 de enero de 1959 en una reunión familiar efectuada en la residencia de Guido D’Alessandro, donde se encontraban Minerva Mirabal y su esposo Manolo Tavarez Justo, María Teresa Mirabal y su esposo Leandro Guzmán y otras personas, se pasó revista a la situación política creada en el Caribe, y muy particularmente a la cubana después del triunfo de Castro. El grupo examinó por la posibilidad de organizar un movimiento para el derrocamiento de Trujillo y por iniciativa de Minerva Mirabal se constituyen en una célula política, que luego de la fracasada invasión del 14 de junio de ese año, tomaron esa fecha para promover el movimiento “14 de junio”.
En esa reunión se discutió la idea de combatir políticamente a Trujillo, a partir de ahí el líder indiscutible fue Manolo Tavares.
Guido D’Alessandro fue el responsable de finanzas de la naciente organización clandestina.
Al desvelarse el complot obligó a Guido D’Alessandro permanecer escondido durante varios meses, buscado por todos los servicios de inteligencia y militares de la dictadura, él logró evadirlo, luego partió espectacularmente y fue a vivir en el exilio.
El Movimiento Revolucionario 14 de Junio
Jóvenes de distintas clases sociales, seminaristas, obreros, campesinos, profesionales y estudiantes celebraron una Asamblea Nacional. En una finca propiedad de Charlie Bogaert, en Santa Cruz de Mao, dejan constituido el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, inspirado en el ejemplo y el programa de los guerrilleros de 1959.
Bajo el liderazgo del abogado Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), esposo de Minerva Mirabal, revolucionario político y dominicano; el Movimiento 14 de junio se propone como objetivo derrocar la tiranía mediante la lucha armada. En el Movimiento participaban las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, junto a sus esposos y a un centenar de luchadores anti dictatoriales.
Allí las hermanas eran conocidas y representadas como “las Mariposas”. Era también el nombre secreto de Minerva en actividades políticas clandestinas en contra de la tiranía de Trujillo. Las Mariposas se convirtieron en un símbolo de la resistencia popular y feminista.
Guido (Yuyo) D'Alessandro, un hombre íntegro
José Gómez Cerda
Hoy.com
EXTRACTO
COMPLOT DEVELADO
“La noche que yo llegué al centro de tortura, aquello parecía la obra de alguna alucinación dantesca. En todo el patio de la prisión y en sus diversas dependencias se torturaba del más diverso modo en medio de un frenesí bestial en el que aparecían entemezclados esbirros y hombres desnudos y esposados dando alaridos y revolcándose como gallinas decapitadas.
No es poco el impacto que produce en el ánimo más
aplomado contemplar a un hombre indefenso y desnudo, vuelto una masa de carne
lacerada y convertido en una especie de cebra bípeda con todo el cuerpo
cubierto de surcos negros y sanguinolentos causados por pelas de más de
doscientos azotes que se aplicaban con fuertes gruesos alambres y tubos de
material plástico.
Los alaridos provocados por la aplicación de corriente eléctrica con su efecto quemante en todo el sistema nervioso tienen un carácter particularmente ondulante y desgarrador y la escena de un hombre, desnudo y amarrado a una poltrona recubierta de láminas de cobres, es en especial dramática.
La víctima se retorcía al recibir las descargas eléctricas y las contracciones de su cuerpo y los rictus del rostro que se sucedían entre aullidos de dolor producen una visión, realmente insoportable. Mientras tanto, el coro de torturadores, en medio de las pausas, vertía toda suerte de chistes y sarcasmos con respecto a las víctimas, en tanto practicaban la diversión de apagar cigarrillos, de manera continua, en los cuerpos de los maniatados en La Silla.
Cuando alguien perdía el conocimiento, como consecuencia de las pelas aplicadas en un cuadrilátero denominado El Coliseo, por dos o tres esbirros a la vez, sobre el cuerpo despellejado, sanguinolento y en carme viva del cautivo, era derramada una lata de agua de sal o se le sentaba en La Silla para reanimarlo con descargas eléctricas. Por otra parte, un potente foco producía una luz enceguecedora, aun en el caso en que se cerraran los ojos. El Coliseo también era usado para hacer entrar en acción a dos perros amaestrados que eran azuzados contra el cautivo –siempre desnudo y esposado– que sufría un ataque intermitente con pausas de 30 segundos a un minuto, lapso en el cual se reanudaba el asediante interrogatorio para darle paso a una nueva acometida de los canes.
Los perros, como verdaderos seres humanos, obedecían de manera automática, tanto la orden de atacar como la de suspender el ataque. Aquello era un sistema de tortura física y psicológica: los perros, aún cuando suspendían por orden de esbirros el ataque, permanecían prácticamente encima de la víctima gruñendo y en espera de la nueva señal para acometer otra vez. La aplicación de los tubos eléctricos en las partes vitales era cosa común, pero lo más, terrible de todo aquel catálogo infernal no estuvo constituido, precisamente, por la cuota de tormento que cada quien recibía.
En fin de cuentas, llega un momento en que el dolor físico, intensificado gradualmente, lo sumerge a uno en una nebulosa, en una especie de duermevela en la que la mente llega a ponerse en blanco y sobreviene el desmayo y se produce una extraña insensibilidad. Todavía más insufrible que el propio castigo recibido es la contemplación o percepción auditiva del tormento que soportan los otros”.
Autor: Doctor Rafael Valera Benítez
Libro: Complot Develado, vol. l. Págs. 32-33, Fundación Testimonio, 1984.
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Los jóvenes de hoy han oído hablar o algunos han sido víctimas de las redadas policiales contra la delincuencia, pero son pocos los que saben lo que es una redada política, específicamente destinada a apresar a ciudadanos desafectos o disgustados contra un régimen tiránico. En la República Dominicana hubo muchas de esas redadas, pero la más importante ocurrió a principios de enero de 1960, hace casi 50 años, luego de que se descubriera la existencia del Movimiento Clandestino 14 de Junio, llamado así en honor a los gloriosos expedicionarios que cayeron, armas en mano, en las lomas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el 14 y el 19 de Junio de 1959.
Hoy día, de 312 jóvenes que cayeron presos y fueron a parar a la cárcel de torturas de La 40 y a la penitenciaría de La Victoria, solamente quedan 98. Y de los fundadores originales del 14 de Junio en la finca de Charles Bogaert, en Mao, solo quedan tres: los doctores Julio Escoto Santana y Luis Gómez Pérez, ambos abogados, y el ingeniero Leandro Guzmán. Sufrieron bárbaras torturas en la prisión de La 40, pero lograron sobrevivir.
Como quien dice, es una generación que se acaba, aunque todavía somos muchos los que valoramos su entereza y valentía en su lucha por la libertad del pueblo dominicano.
En 1959, Trujillo vivo, era difícil organizar eficazmente células clandestinas encaminadas a su derrocamiento. Sin embargo el Movimiento 14 de Junio lo logró, a pesar de la vigilancia que a nivel nacional mantenían el SIM y otros organismos de seguridad del Estado. El 14 de Junio fue descubierto gracias a una delación del entonces practicante de medicina Norman Montero, quien al recibir una comunicación de Manolo Tavárez se metió en miedo y lo denunció al Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Ese organismo envió a Montecristi al sicario capitán Del Villar, quien se hizo amigo del remitente del mensaje y logró los nombres de los principales líderes del Movimiento. Una labor perfecta de espionaje. Del Villar, quien pertenecía a la Policía, se suicidó de un balazo en la cabeza tras la muerte de Trujillo en 1961. Enterado de que le buscaban para ajustarle cuentas, se fue a su natal Yaguate, se vistió de negro, tiroteó a varios parroquianos en un bar de la localidad y luego se pegó un tiro.
Pero volvamos al 14 de Junio. Es falso lo que se ha dicho y reiterado en el sentido de que los integrantes de esas células políticas se habían agrupado de tres en tres, en una emulación de la Sociedad Patriótica La Trinitaria, fundado por Juan Pablo Duarte el 16 de julio de 1838 como una herramienta política para luchar contra la dominación haitiana. La verdad es que esa versión fue puesta a correr entre los mismos presos del 14 de Junio, en 1960, para solo mencionar tres personas, como mucho, cuando fueran torturados, a fin de no complicar a otras. En realidad, había células integradas hasta por diez personas: bastaba que alguien fuera antitrujillista para incorporarlo a una célula, sin limitación de número. En vista de que entre la cárcel de La Victoria y La 40 había más de 300 prisioneros, Trujillo se alarmó y dio órdenes precisas para que se suspendieran las torturas, lo que en efecto ocurrió, puesto que las cárceles resultarían insuficientes si los presos continuaban complicando a otros compañeros. Fue asi como el general Tunti Sánchez se presentó en ambos recintos carcelarios y dio la orden terminante:
--No más golpes ni torturas. Solamente interrogatorios.
Naturalmente, los sicarios obedecieron y esto fue un alivio para los presos.
Uno de los grupos más activos en 1959 fue el dirigido por los esposos Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo y su esposa Minerva Mirabal Reyes, en la ciudad de Montecristi, en el noroeste del país. Ese grupo, además, estaba integrado por el doctor Alfredo Parra Beato, Rafael González Mera, Jaime Ricardo Socías, Germán Ares Hevia, Dantón Hurtado y Jorge Adalberto Pérez Villalona, Domingo (La Cuca) Pérez Castillo, quien a su vez dirigía la Legión Azul fundada en 1922 en Montecristi, con ramificaciones en otras ciudades del país y de carácter mutualista.
(Hay una anécdota sobre Parra Beato. Ocurre que mientras estaba en la cárcel de La Victoria, a los presos se les había comunicado que en breve serían trasladados a la Isla Beata. Un guardia reunió a 32 presos políticos para preguntarles:
--¿Quiénes son los que van para la Beata?
Parece que Parra Beato no oyó bien y creyó que era que le mencionaban.
--Aquí, señor-dijo Parra Beato a continuación, tras de lo cual fue llevado a la Isla Beata sin estar en la lista)
Los enviados a la Isla Beata en esa ocasión fueron Wenceslao Guillén Gómez, Manuel Armando Bueno Pérez, Pedro Jaime Tineo Tejada, Luís Prudhonme, Manuel Medina, Pedro Bourdier, Frank Benedicto Rodríguez, Homero Herrera, Miguel Luna Estrella, Félix Tavárez Vila, Ramón Antonio Hernández, Francisco Ulises Lee, Reinaldo A. Santelises, Ignacio Méndez, Rafael Antonio Cabrejas, Enrique Almánzar, Alfonso Marte, Víctor González, José (Cheché) Contreras, Napoleón Sánchez, José Camilo Disla, Eugenio Perdomo, Eugenio (Cuquito) Pérez, Ramón Liriano, Ramón Mejía, Herminio Polanco, Henry Stridells Cepeda, Pedro Jaime Tineo, Jorge Cury y José Armando (Chichí) Díaz.
Los núcleos en Santiago estaban bajo la responsabilidad de Carlos (Cayeyo) Grisanty, Jorge y Miguel Lama Mitre, doctor José Antonio Tallaj, Joaquín Álvarez Perelló, Pedro Lanfontaine, Domingo Russo y Eusebio Arias Villamán.
Otro grupo, también en Santiago, era liderado por Manuel (Manolito) González Franco, Víctor González Hardy, Juan José Cruz, Marcelo Bermúdez, Danilo Cruz, Eugenio Perdomo, Ramón Lorenzo Perelló, Natalio Puras Penzo, alias Apeco, Pedro Gregorio Espinal, Reinaldo Santelises, Roque Peña, Elpidio Espinosa y Raimundo Robiou, Germán Arias, Adolfo Franco y Andrés Lora Pérez.
El llamado "grupo de los panfleteros", todos posteriormente asesinados en la cárcel de La 40 en 1960, estaba compuesto por jóvenes adolescentes cuyas edades oscilaban entre los 16 y 18 años. Eran dirigidos por Wenceslao (Wen) Guillén Gómez e integrado, entre otros, por Teófilo Santos Prudhonme, Henry Stresse Cepeda, José Emilio Soriano, Pedro Miguel Ramírez de la Cruz, Porfirio Gómez, José Almonte, Domingo Cepeda, Domingo Disla, Miguel Luna y Enrique Almánzar. Ellos formaban parte de una agrupación llamada Unión de Grupos Independientes de Santiago (UGRI), una pantalla para conspirar contra Trujillo.
Gracias a la Fundación Testimonio se pudo elaborar la siguiente lista de los jóvenes mártires santiaguenses: Wenceslao Guillén Gómez, Manuel Armando Bueno Pérez, Pedro Jaime Tineo Tejada, Luis Prud'homme, Manuel Medina, Pedro Bourdier, Frank Benedicto Rodríguez, Homero Herrera, Miguel Luna Estrella, Félix Tavárez Vila, Ramón Antonio Hernández, Francisco Ulles Lee, Reynaldo A. Santelises, Ignacio Méndez, Rafael Antonio Cabreja, Enrique Almánzar, Alfonso Marte, Víctor González, José (Cheché) Contreras, Napoleón Sánchez, José Camilo Disla, Eugenio Perdomo, Enrique (Cuquito) Pérez, Ramón Liviano, Ramón Mejía, Herminio Polanco, Henry Streese Cepeda, Pedro Jaime Tineo, Jorge Cury y José Armando (Chicha) Díaz.
La lista fue elaborada por el autor del libro Los panfleteros de Santiago, el abogado santiagués Ramón Antonio (Negro) Veras, uno de los miembros de ese grupo que sobrevivió milagrosamente.
El doctor Veras afirma que "el hecho de que muchos de los que pasaron por "La 40" y tuvieron la oportunidad de ver a Los Panfleteros de Santiago, al momento de ser sometidos a martirios y suplicios bárbaros, despiadados, brutales, salvajes y bestiales, y lo han expuesto en libros, demuestra que fueron momentos de espanto, pánico, horribles y terroríficos, los que pasaron Los Panfleteros de Santiago antes de quedar sin vida, unos por las torturas y otros directamente asesinados por sus sacrificadores.
El doctor Julio Miguel Escoto Santana, miembro fundador del Movimiento Clandestino 14 de Junio y ex presidiario del centro de torturas La 40, presentó en el 2007 varios cargos contra un grupo de torturadores al servicio de la dictadura de Trujillo. En su querella, el doctor Escoto Santana le dijo a Procurador General de la República, refiriéndose a Los Panfleteros de Santiago, lo siguiente:
"Días después de haber sido secuestrado por César Rodríguez Villeta, encontrándome detenido y encerrado ilegalmente en La 40, una noche legó un grupo de más de 20 adolescentes, entre ellos dos muy jóvenes, que según Johnny Abbes García habían sido apresados en Santiago de los Caballeros por imprimir y distribuir unos panfletos o volantes en los que según oímos decir a Candito Torres, "se insultaba al Jefe", lo que no se podía perdonar: entonces éste empezó a obligarlos a que repitieran el contexto de las sátiras, y no se cansaba de expresar: digan ahora que viva la revolución, digan abajo el tirano; y atrévanse a repetir que Trujillo es una mierda, porque las verdaderas mierdas son ustedes, coño; y de inmediato él, Luís León Estévez junto a (Américo Dante) Minervino, Clodoveo Ortiz, un tal Chabacano, Ciriaco de la Rosa y otros calieses más, le fueron encima a los indefensos muchachos y procedieron a golpearlos salvajemente con los chuchos disecados hechos de las vergas de los toros; y a torturarlos con gran saña, hasta dejarlos inconscientes".
"Después de una noche, dejé de verlos por unos días, y luego reaparecieron muy contentos a pesar de los golpes que habían recibido, y hablaban de que les habían hecho firmar unas cartas dándoles las gracias al Jefe por haberlos perdonado, y que también les dijeron que los soltarían pronto. Pero..la noche del 29 y en a madrugada del 30 de enero de 1960, de repente apagaron todas las luces de La 40 y empezaron a cerrar las puertas de madera que había en la entrada de cada solitaria, dejando prácticamente en tinieblas dicho antro de torturas, y luego comenzó a oírse e ruido de motores de vehículos encendidos, y a seguidas, escuchamos unos desesperados gritos y chillidos; y al subirnos sobre el inodoro de la celda, vimos por una estrecha ventana que había en la misma, cómo Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura, y al estrangulador Manolo Domínguez ahorcándolos con un tortor, y a Chacabano y a otros asesinos, matándolos a palos, metiendo sus cuerpos destrozados en sacos, y subiéndolos a un vehículo cerrado que parecía una perrera de las que usaba la Policía en esa época, y después la sombría caravana arrancó, ignorando nosotros su destino. Esa misma madrugada, Johnny Abbes y Candito Torres, electrocutaron en la silla eléctrica al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago. Hasta la fecha, se ignoran dónde reposan los restos de esos adolescentes, vilmente asesinados, y por eso, en las investigaciones que se llevan a cabo, es pertinente que León Estévez, Candito Torres, Cesar y José Ángel Rodríguez Villeta, den respuesta a esa gran interrogante".
En junio de 2007, familiares de las víctimas de torturas y asesinatos durante la Era de Trujillo depositaron en la Procuraduría General de la República una serie de argumentos que prueban las aberrantes acciones del régimen, citando a Luis José León Estévez, César Rodríguez Villeta, Cándido Torres y a José Ángel Rodríguez Villeta como autores de los desmanes.
En una comunicación entregada al procurador adjunto Bolívar Sánchez, citaron que el primero de enero de 1960, César Rodríguez Villeta detuvo a Julio Escoto, quien fue mantenido secuestrado durante un mes en la cárcel La 40, y posteriormente trasladado a La Victoria. En La 40 fue sometido a las más abominables torturas por los imputados, quienes los golpeaban con bastones eléctricos, y también lo torturaron en la silla eléctrica y con el método denominado "pileta". En 1961, Frank Benedicto fue secuestrado y también conducido a La 40, donde fue sometido a torturas, y presenció cuando ahorcaron a varias personas, entre ellas a Jorge Khoury, a quien luego introdujeron en el baúl de un vehículo y desaparecieron su cadáver.
La instancia judicial señala que Danilo Díaz, hijo de Modesto Díaz, fue sacado de su celda, el primero de junio de 1961, llevado a la sala de torturas -- en la que se encontraba el coronel Luis José León Estévez, Tavito Barcácel y Clodeveo Ortiz, sindicados como agentes al servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Díaz fue torturado en la silla eléctrica, se le aplicó el bastón eléctrico en los genitales, fue quemado con cigarrillos y sufrió golpes con distintos instrumentos.
El querella se señala que por mandato de Ramfis Trujillo, quien llegó al recinto acompañado de Tunti Sánchez y Pirulo Sánchez Rubirosa, los torturadores continuaron infligiendo torturas a Díaz, pero esta vez en presencia de su padre, Modesto Díaz, y su tío Miguel Ángel Báez Díaz, contra quienes se emplearon los mismos métodos.
En enero de 1960, Sina Cabral del Rosario fue conducida a la famosa cárcel, donde fue presentada a Abbes García, César Báez, Candito Torres Tejada, Cándido Faustino Díaz y Luis José León Estévez, quienes le aplicaron la tortura denominada "picana eléctrica". La madrugada del 17 de enero de ese año, fueron al apartamento de Leandro Guzmán, los señores Rodríguez Villeta y Emilio Estrada Malleta, acompañados de otros hombres, y lo tiraron por las escaleras hasta llegar en el primer nivel. Luego fue conducido a La 40, donde sufrió los rigores de las torturas.
El relato es hecho por los abogados de las víctimas de la tiranía trujillista, Santiago Rodríguez Tejada, Carlos Pérez V. y Gina Pichardo Rodríguez, pero la acusación nunca prosperó.
El abogado Negro Veras que con relación a los métodos aplicados por los asesinos para eliminar a Los Panfleteros de Santiago, coincide con el testimonio de otros que fueron testigos del crimen colectivo.
Como dijimos, todavía quedan 98 ex prisioneros de La 40, gran parte de los cuales, por carecer de nombres sonoros o posiciones relevantes, nunca o casi nunca figuran en los medios de comunicación. En una palabra, son héroes anónimos, absolutamente olvidados por el desconocimiento de las nuevas generaciones acerca de nuestra historia reciente.
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UN DÍA EN LA 40
Por Fabricio Collado
Hoy.com.do
15 Junio 2007
Dedicado a aquellos que proclaman "aquí hace falta un Trujillo".
Aunque los hechos verídicos relatados en este artículo no tuvieron lugar durante un solo día, tómenlo como lo que les podría suceder durante "un día en la 40". Lo escribo inspirado en el libro 1J4, de Espigas y de fuegos. Aportes para la memoria necesaria: Testimonios de un militante", de la autoría de don Leandro Guzmán, reconocido por su martirologio, firmeza, seriedad y su dilatada experiencia como dirigente político y secretario general del inigualable e insuperado movimiento revolucionario-progresista, 14 de Junio (1J4).
Don Leandro nos narra que "a las dos de la madrugada del 17 de enero de 1960 se presentaron" a su casa tres carros Volkswagen con agentes del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) en su interior. De inmediato se dirigieron a la puerta frontal de su hogar, abierta por el propio Leandro Guzmán: fue brutalmente asido, empujado por las escaleras del apartamento e ingresado al vehículo con violencia bestial, para luego dirigirse a la "famosa" cárcel de torturas de La 40. Es durante ese fatídico 17 de enero que inicia un largo vía crucis de sufrimientos físicos, tormentos sicológicos y del alma.
Al llegar a La 40 (que debe su nombre a la calle denominada La 40 de la capital de ese entonces, en la que estaba ubicado dicho centro de torturas), fue desnudado y "empujado a una escena dantesca" en la celda que compartían, "desnudos y bárbaramente golpeados que parecían monstruos, casi todos" sus compañeros del movimiento antitrujillista de resistencia interna 14 de Junio, dice el autor.
De inmediato su itinerario de torturas se inicia con la aplicación del "bastón eléctrico por todo el cuerpo pero, en particular, en los genitales". A continuación, como máxima medida de ablandamiento para el interrogatorio, fue sentado en la silla eléctrica, "forrada con placas de cobre, excelente conducto de corriente", explica don Leandro, en la que los "asillados" recibían corrientes eléctricas gradualmente aumentadas, hasta llegar a vencer su resistencia.
Como castigos complementarios estaban
los azotes con la verga o "güebo" de toro, que eran tan brutales que en
una ocasión, narra Leandro Guzmán, "nos vimos forzados a recoger
nuestros propios excrementos expulsados incontinentemente durante el
suplicio".
Además de las inhumanas e increíbles torturas físicas, también estaba el sufrimiento psicológico, como cuando Leandro fue obligado a presenciar un "ajusticiamiento revolucionario", al decir del torturador Candito Torres, cuando el extender la "invitación". Ya en el sitio del "ajusticiamiento" el cruel jefe del SIM, Johnny Abbes García, procedía a un "interrogatorio", durante el cual confrontó al prisionero y a un periodista al cual el primero dijo que el ahora prisionero le había encomendado "la tarea de averiguar con cuántos efectivos contaba la fortaleza de San Luis de Santiago". Llegó el momento cuando el celebérrimo Johnny Abbes retó al periodista y le dijo: "Como éste te quería joderte a tí, te toca a ti joderlo a él...".
Y así sucedió: lentamente fue apretando el tortol o "torniquete asfixiante" (que consistía en "un pedazo de madera que aprisionaba el cuello del detenido"), y al prisionero le "saltaban sus ojos en los que las cuencas acentuaban la claridad del iris; parecía que se saldrían de sus órbitas. El periodista apretaba y apretaba más el "tortol", al conjuro de las exhortaciones perversas de los torturadores...". Luego, el Ing. Guzmán "fue obligado a recoger el cadáver de (Eugenio) Perdomo para llevarlo al baúl de un carro", que, además, era propiedad de un conspirador antitrujillista que había sido fusilado en La 40.
En otra ocasión, el señor Leandro Guzmán fue obligado a ponerse la ropa y consumir la cena de Angel Russo, quien había sido asesinado esa misma noche.
Igual le sucedió a Pipe Faxas Castro, quien contó que "a las 10 de la mañana, habían ahorcado en su presencia, sentado y atado a la "silla eléctrica", al doctor Manuel Tejada Florentino".
Otro cruento episodio es el de los "Panfletistas de Santiago" (entre ellos dos adolescentes), que, al regresar de firmar "una carta en la que daban las gracias a Trujillo por haberles concedido la libertad...comenzaron a ser llamados por sus nombres...pasados por la silla eléctrica donde les aplicaron corriente hasta la muerte..." y los cuerpos echados al camión del Matadero Industrial para trasladarlos a una incineradora de basura.
También había animales de cuatro patas torturadores. Es el caso de Diana "una perra pastor alemán, adulta y entrenada por él (capitán Minervino), con la que recorría la cárcel", que "gustaba", sobretodo, de morder los genitales de los prisioneros en cada ocasión que le azuzaba su dueño, el capitán Minervino.
Los relatos de las experiencias vividas por el autor estremecen al más duro de los corazones, y constituyen una fuente fidedigna de información a las generaciones actuales y futuras y a los que piensen o digan que "en el país se necesita a un Trujillo", para conjurar la corrupción, la delincuencia y demás problemas sociales (que existían durante el trujillismo) y que ahora no son más que el resultado de los riesgos de la democracia, régimen que encara al humano con la responsabilidad de vivir en libertad.
Quiero terminar este artículo con un elocuente párrafo en el que Leandro Guzmán R., define su estadía en la 40. "Estar en la 40 equivalía vivir dentro de la propia muerte. Raros eran los días en que allí no se mataba, se mutilaba o se pervertía a alguien".
¡Qué Dios nos guarde!
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Luego de describir la violacipón sexual de un preso político ordenada por el esbirro Clodoveo Ortiz como espectáculo, la cual preferimos no compartir, Fafa Taveras describe la humillación a que sometieron a su compañera catorcista Tomasina Cabral:
OPERACIÓN CUMBRE: Asesinato de las Mirabal
Diario Digital RD
23 de octubre, 2010
El yip Land Rover se desplazaba por la carretera Santiago-Puerto Plata a la que accedió unos kilómetros antes porque venia viajando desde la comunidad de Ojo de Agua en Salcedo, entrando por Moca y tomando la carretera hacia Tamboril, desde donde enrumbó hacia el cruce que empalma con la única vía de acceso existente hasta entonces para viajar hacia la "Novia del Atlántico".
Los viajeros se dirigían a Puerto Plata, ciudad costera al Norte del país donde guardaban prisión los esposos de Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, uno de ellos el líder del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, Pedro González y el ingeniero Leandro Guzmán y otros miembros del grupo que urdían desde la clandestinidad para provocar el derrocamiento de la dictadura que por más de 30 años mantenía sobre el pueblo dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Mientras que en Ciudad Trujillo, el entonces jefe de operaciones del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), mayor Cándido Torres Tejada (Candito), preparaba los planes para obedecer las órdenes recibidas de Jhonny Abbes García, de provocar la muerte de Minerva Mirabal de Tavárez, para dar un escarmiento a quienes se oponían al régimen del dictador Trujillo.
En el patio de la sede del SIM un carro de los denominados "cepillos" que eran los Volswaguen de la época, esperaba a tres hombres que recibían instrucciones del mayor Candito Torres Tejada.
Dentro de las oficinas, el jefe de inteligencia le decía a los tres agentes: Usted, de la Rosa (Ciriaco), quien ostentaba el rango de sargento del Ejército Nacional, será el jefe del grupo que llevará a cabo la "Operación Cumbre", junto a otros dos agentes que les proporcionarán en la comandancia del SIM en Santiago.
Torres Tejada prosiguió: "Ustedes recibirán órdenes directas del capitán Víctor Alicinio Peña Rivera y llevarán a cabo en todas sus fases la operación Cumbre, óiganlo bien, al pie de la letra, porque de lo contrario, si cometen alguna estupidez y hacen abortar el plan, lo pagarán con sus vidas". "Deben tener presente, que esta operación debe realizarse bajo el más absoluto secreto, que nadie debe enterarse, que no pueden haber testigos y que parezca un accidente. El chofer que vaya con ella (Minerva), debe ser eliminado. Recuerden bien, no deben haber testigos vivientes", advirtió el militar del SIM.
Terminado de instruir a sus hombres, Torres Tejada los despachó, entregándoles los viáticos y gasolina necesarios para pasar varios días fuera de su jurisdicción y si se les terminaba, debían abastecerse en las oficinas del SIM en Santiago, lugar que había sido escogido para dirigir la Operación Cumbre.
El cepillo salió del cuartel general del SIM y se dirigió a la carretera Duarte rumbo a su destino. Tres horas después, los tres sicarios, Cariaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio y Emilio Estrada Malleta, llegaban al cuartel del SIM en Santiago y de inmediato se reportaban ante el comandante, capitán E.N. Víctor Alicinio Peña Rivera.
El sargento de la Rosa le entregó un sobre lacrado que le había enviado el mayor Torres Tejada, jefe de Operaciones de la Central en Ciudad Trujillo, donde estaba detallada la "Operación Cumbre", que él debería hacer que se llevara a cabo bajo su supervisión.
Peña Rivera dijo a los tres sicarios, que salieran de la oficina, que los volvería a llamar pronto.
El jefe de operaciones del SIM en el Cibao, al quedarse solo abrió el sobre y empezó a leer las instrucciones de la "Operación Cumbre". Al terminar, el capitán del Ejército Nacional y jefe de la inteligencia de la dictadura en el Cibao susurró: "Coño, qué vaina me están echando. Matar un hombre no es nada, pero una mujer, ya la cosa es distinta. La pendejá es que si el plan no se lleva a cabo, me jodo yo".
Peña Rivera hizo que llamaran a los recién llegados de Santo Domingo y ordenó a su asistente que llamara a los agentes Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez, para que se unieran a los otros tres, uno de ellos en calidad de chofer.
Cuando estuvieron todos juntos, el Jefe de Operaciones del SIM en el Cibao les dijo: "Las informaciones que tenemos de nuestros agentes en Salcedo y Puerto Plata, es que Minerva salió muy temprano junto a dos hermanas y el chofer hacia Puerto Plata y lo más lógico es que todos regresen en horas de la tarde.
Peña Rivera entonces extendió un mapa sobre el escritorio y señaló un punto en el mismo. "En el puente de Mara Picá, ustedes detendrán el yip, harán a todos presos y se dirigirán en los dos vehículos hacia la mansión del jefe en La Cumbre. Ahí los estaré esperando para darles nuevas instrucciones".
Los cinco sicarios se montaron en el cepillo negro y enfilaron por la calle Bartolomé Colón, donde se encontraba el cuartel general del SIM, en terrenos de la Base Aérea Militar para seguir por la carretera a Puerto Plata.
Era muy temprano aún, el reloj marcaba las 3:30 de la tarde, por lo que los sicarios del SIM se dirigieron hacia el puente Mará Picá para apostarse en sus cercanías a esperar el paso del vehículo donde regresarían las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz.
Mientras tanto, el capitán Víctor Alicinio Peña Rivera, conduciendo un Mercedes Benz, negro, hacía su entrada a La Mansión. Este llevaba puesto un sombrero Stetson blanco de ala ancha que siempre usaba cuando andaba de civil. El carro entró a uno de los garajes y del mismo bajaron Peña Rivera y sus guardaespaldas.
Un teniente les recibió y de inmediato el Jefe del SIM en el Cibao le dio la siguiente órden: Teniente, usted y sus hombres quedan relevados desde este instante, por lo que deben abandonar La Mansión, ya que llevaremos a cabo un proyecto ultrasecreto, ordenado por su excelencia el Generalísimo Doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El teniente un tanto receloso le respondió con respeto y temor, pues sabía que su interlocutor era jefe de uno de los servicios de inteligencia más sádicos del país y que además, ello les daba superioridad ante civiles y militares, más aún actuando en nombre del Generalísimo Trujillo: "Señor, nosotros no tenemos ninguna orden en ese sentido".
-¡Se la estoy dando en estos momentos!, respondió Peña Rivera. El militar hizo el saludo y llamó a sus hombres, saliendo todos y dirigiéndose al puesto militar en la carretera que se encontraba casi enfrente, a unos pasos de la casa que Trujillo construyera y que en muy contadas ocasiones visitara.
Peña Rivera y sus hombres se quedaron solos dentro de la casa, a la espera de que los sicarios llegaran con sus presas.
Ya fuera de Puerto Plata, el yip se desplazaba por la serpenteante carretera y al llegar al puente de Mará Picá, fueron detenidos por cuatro hombres que tenían un carro cepillo atravesado en medio del puente.
Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del carro de los sicarios, mientras tres de estos se montaban con el chofer en el yip, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba La Mansión, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finales.
En el camino, en una de las curvas de la carretera, casi cerca de la cumbre, bajaba un camión del Instituto de Seguros Sociales, lo que aprovechó Minerva para vocear: ¡Nos van a matar…Nos van a matar…! El camión hizo como que se iba a parar, pero una acción de los que venían atrás en el yip los hizo desistir y continuaron su camino. Las prisioneras habían perdido su única oportunidad de librarse de sus captores.
El sargento de la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba el hombre del sombrero Stetson, que era Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida".
El capitán Peña Rivera ordenó entonces: "Esperen a que oscurezca un poco y busquen un lugar dónde derrumbar el yip, para que parezca un accidente". Acto seguido, Peña Rivera y sus guardespaldas se montaron en el Mercedes Benz negro y se dirigieron a Santiago. Por el camino, el Jefe del SIM en el Cibao, llamó a la central en Ciudad Trujillo: "Ejecutada Operación Cumbre".
Ya oscureciendo, los sicarios Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez, se dirigieron con los cuatro cadáveres en el yip a la sección Río Arriba, que enlaza las carreteras Luperón y Duarte y en una pendiente que tiene unos 50 metros empujaron el vehículo con los cadáveres de las tres mujeres y el hombre. El día 27 de noviembre de 1960, en el periódico El Caribe apareció la noticia en la página tres, informado que dos días antes, o sea del 25, "tres hermanas y el chofer del yip en que viajaban, habían sufrido un accidente en la sección Río Arriba, que enlaza las carreteras Luperón con Duarte".
Las hermanas Patria Mirabal de González, Minerva Mirabal de Tavárez y María Teresa Mirabal de Guzmán, habían perecido junto al chofer Rufino de la Cruz, "en un accidente que se presume ocurrió cuando el conductor perdió el control del vehículo placa J-19488, y cayó unos 50 metros, deteniéndose en la margen del río Guazumal".
Este crimen fue el principio de la caída del régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien llevaba 30 años ostentando el poder en República Dominicana bajo la opresión, tortura, fuego y sangre.
Seis meses después, un grupo de valientes puso fin a la vida de Trujillo en la autopista a San Cristóbal, dejando la dictadura sin cabeza y bastaron otros seis meses para que todos los Trujillo tuvieran que salir del país y entonces República Dominicana entraría en el período de transición de la dictadura a la libertad.
Eso era una realidad que el pueblo dominicano debía a los que dieron su sangre por la libertad en las acciones de Cayo Confites, Luperón, Constanza, Maimón y Estero Hondo y el 30 de Mayo, última acción que fue desencadenada tras el horripilante crimen de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz, seis meses atrás.
En el mes de junio de 1962 se inició el juicio en la Cámara Penal de Jurisdicción Nacional a los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz.
En el banquillo de los acusados fueron sentados los autores materiales del cuádruple crimen, Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez.
Como cómplices fueron juzgados Sandito Almonte, Cándido Torres Tejada, jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación Central en Ciudad Trujillo, (quien a la hora del juicio se encontraba prófugo y que hasta hace un tiempo asistía a los juegos de gallos en las galleras de Santo Domingo), Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe de Operaciones en el Cibao, quien murió hace par de años en Puerto Rico; Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Alvarez (Pechito), muerto años después en San Cristóbal; Pedro Peña Ortiz y David Olivero.
El magistrado doctor Osvaldo B. Soto, presidía el tribunal especial. El Procurador Fiscal de Jurisdicción Nacional, era el doctor Rafael Valera Benítez, mientras que la parte civil estaba representada por los doctores Héctor Sánchez Morcelo, Ramón Pina Acevedo, Francisco Carvajal Martínez, Antonio Guzmán y Miguel A. Vásquez Fernández.
El abogado de la defensa de los acusados fue el abogado de oficio Héctor Barón Goico.
El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, aunque nunca las cumplieron.
Muchos de ellos han muerto en distintas circunstancias, otros se encuentran vivos gozando de la impunidad que les permitió la complicidad oficial y un pueblo con ansias de libertad y a veces un poco olvidadizo.
En los últimos 43 años, el pueblo dominicano ha pasado por las transiciones de la dictadura a la libertad y de la libertad a la democracia, aunque esta última aún no se ha consolidado, ya que la mayoría del pueblo dominicano sigue siendo víctima del engaño de los políticos y los partidos tradicionales que la mantienen en los más altos niveles de pobreza, por lo que continúan existiendo diferentes clases, unas con privilegios y otras no.
El "gobierno del pueblo" que es la democracia, no se ha hecho realidad, aunque fuera esa una de las causas por las que lucharon Minerva Mirabal de Tavárez y su esposo Manuel Aurelio Tavárez Justo, liderando el Movimiento 14 de Junio, constituido por cientos de dominicanos que entregaron sus preciadas vidas a la noble causa de la libertad, entrando por la puerta grande del martirologio junto a Patria y María Teresa y Rufino de la Cruz un martir inocente.
Década de 1960 (1960-1962)
1960 – Trujillo, The Terrible – 14 de abril, 1960 – News Chronicle of London (Inglaterra), artículo reproducido por Saskatoon Star Phoenix (Canadá), pág. 17. Serie de 2 largos artículos sobre el estado de terror y un pueblo sumido en la pobreza. “En esta tierra de tugurios, todos los que pueden, manejan Cadillacs. Sin embargo, uno queda en shock que después de manejar por 5 horas en el desolado interior de pueblitos compuestos de bohíos de barro, llenos de niños con infladas barrigas, todavía encontramos un Volkswagen que nos seguía.”
1960 – “Los tentáculos asesinos de Trujillo se han extendido de nueva cuenta en nuestro territorio [México], para convertir nuestro pacífico suelo en campo de intrigas internacionales y de crímenes que calificarlos de alevosos sería demasiado comedido... Trujillo ha querido ampliar su era de terror fuera de los límites de la isla y paga pistoleros internacionales para que éstos obedezcan sus oscuras consignas que han ensangrentado el suelo mexicano en tantas ocasiones.” - La mano homicida de los agentes de Trujillo... por Edmundo Arce (escritor mexicano), artículo reproducido en El Tiempo de Colombia (pág. 11), 5 de junio de 1960.
1960 - "Por sus calles transitaba un pueblo triste, pobre y sobre todo silencioso... Son cerca de 20,000 los miembros secretos de La Seguridad (la República Dominicana no llega a los tres millones de habitantes)... Hasta los niños son corrompidos, transformándose en informantes, muchas veces en contra de sus parientes y hasta de sus padres. Por eso, el dominicano es un pueblo silencioso y aterrorizado.” Un megalómano en una isla cercada por la policía… Parte II, Newton Carlos -Jornal do Brasil (Pág. 4), 24 de agosto, 1960 (serie de 4 artículos repletos de denuncias, pruebas, críticas).
1960 – “Hay hambre y miseria en los acres de increíbles tugurios ruinosos de Ciudad Trujillo, la capital, y más niños desnudos jugando en las calles de tierra. Pero ahí también está la idolatría. Por ejemplo, escrito en una de las chozas hay un mensaje que dice: 'Para Dios y Trujillo vivimos'." El artículo dice que la leyenda del Benefactor es aceptada sin preguntas por “los campesinos que apenas logran sobrevivir en los campos y por los harapientos”. Señala que al pueblo en general no le interesa la política ya que “su preocupación es la lucha por apenas sobrevivir. Y para muchos de ellos, Trujillo ocupa un sitial de santidad.” – Pueblo sumido en la pobreza venera al Benefactor – St. Peterburg Times – 16 de septiembre, 1960, pág. 7ª.
1960 - “Trujillo es una persona engreída y siempre está listo para cometer cualquier clase de atrocidades con el fin de satisfacer sus deseos.” En el punto 2 de este informe de la CIA dice que “Trujillo se robará casi todo el dinero disponible [si tiene que irse] por lo que es preferible que los grandes productos de exportación acumulados (valor de US$40-50 millones) no se vendan hasta que entre un nuevo gobierno.” - Informe desclasificado de la CIA, 24 de agosto, 1960 - National Security Council - Informe No: CIA-RDP79R00890A001200080035-8.pdf.
1960 – “Sólo la remoción del dictador, su familia y sus cohortes cercanos tendrá la posibilidad de apaciguar el odio que existe dentro de la República Dominicana y en otras partes del continente en contra de la dictadura de Trujillo.” - Informe desclasificado de la CIA, Daily Brief, pág. 11 - 4 de agosto, 1960 -No. del informe: CIA-RDP79T00975A005200300001-0.
1960 - “La impunidad parece haberlo estimulado para llegar hasta el escándalo, ya sin ningún miramiento ni embozo. En épocas pasadas procuraba, con frío cálculo, exhibir en lo interno un torpe remedo de aparato democrático. A medida que fue extremando la tiranía, perdió el pudor, y hoy se nos presenta tal cual es, en el plano internacional.” El Tiempo (Colombia), mayo 1, 1960, Una ruptura indispensable, pág. 4.
1960 – Parte de las declaraciones de la cancillería ecuatoriana: “La cancillería de Trujillo miente cínicamente. Ninguna temeraria falsedad puede admirar si proviene de la escandalosa mayordomía que sojuzga al pueblo dominicano. Las indecorosas afirmaciones de la cancillería de ese régimen son flagrantes mentiras, y demuestran la calidad moral de sus dirigentes.” (Respecto del conflicto sobre los asilados en la embajada ecuatoriana en RD. Declaraciones publicadas por El Tiempo, Colombia, 30 de mayo, 1960, pág. 8.
1960 – Informe de la Comisión Interamericana de Paz de la OEA del 8 de junio, 1960. Acusó al gobierno dominicano de “flagrantes y numerosas violaciones a los derechos humanos” y de haber “creado “un reino de terror” en el país. Según funcionarios de la OEA, el documento está redactado en los términos más fuertes jamás empleados por la OEA para censurar a un gobierno que es miembro de ella. El documento presenta una serie de pruebas en apoyo a sus afirmaciones. Artículo en El Tiempo (Colombia), 9 de junio, 1960, págs. 1 y 13. El artículo incluye el informe de la OEA en su totalidad.
1961 – Central Intelligence Bulletin: “El estrecho control de la economía por parte de Trujillo le permitirá encubrir mejor sus recientes depredaciones y malos manejos y continuar apropiándose de la riqueza del país. Durante los últimos 30 años, él ha amasado una fortuna que se calcula entre $500 y $800 millones y ha logrado un control personal sobre gran parte de las empresas agrícolas e industriales del país. En los últimos 13 años todos los altos funcionarios del Banco Central, excepto uno, han sido denigrados y convertidos en chivos expiatorios del deterioro económico y financiero del gobierno.” Central Intelligence Bulletin (CIA), 6 de febrero 1961, pág. 12.
1961 - "Se ha definido la dictadura del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana como la más brutal y opresiva que haya existido en América Latina." Más adelante: "...ahora determinar si otra carnicería asolará a la RD de la misma manera despiadada en que Trujillo barrió con sus enemigos políticos cuando subió al poder en 1930." La Nación (Costa Rica), junio 1, 1961, pág. 44.
1961 – “Mientras tanto, desde hace una semana los habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros están de fiesta celebrando el fracaso de la supuesta intentona trujillista por restablecer la dictadura en la república. Miles de personas se han echado a la calle y bailan jubilosamente al acorde de música típica dominicana.” El Tiempo de Colombia, 27 de noviembre, 1961, pág. 11.
1961 - “La República Dominicana es un trágico, descorazonado y destruido país. No sólo Trujillo lo saqueó, no sólo destruyó la confianza de la gente en su gobierno y, de hecho, en el gobierno como institución, sino que destruyó también las cosas que mantienen unida a una sociedad, la confianza de la gente en sí misma y en los demás… Esta es una nación enferma, destruida… Trujillo destruyó a un pueblo. Hay poco o nada aquí sobre lo cual construir una democracia viable. Unas 300,000 personas, el 45% de la fuerza laboral, no tiene trabajo y el hambre y la miseria son generalizadas. Ésta debería ser vista como una nación arrasada por una guerra de 30 años a ser ocupada y reconstruida.” - Informe de John Bartlow Martin, representante especial del presidente Kennedy a finales de 1961. - Documental: El poder del Jefe, Parte I – René Fortunato, director.
La Lucha Anti-Trujillista
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